El Líbano debe a países extranjeros lo más representante de la educación formal del siglo XIX. Con la distinción acostumbrada, hay que mencionar a los jesuitas franceses. Fue precisamente a finales del siglo XIX cuando los colegios americanos protestantes aparecieron en el hermoso y devastado país del mediterráneo. En las escuelas protestantes de hassbaiya- pueblo del que vinieron varias familias a Yucatán, entre ellas los Chapur- se enseñaban oficios como la carpintería, albañilería, corte y confección de ropa, etcétera; en las ciudades del Líbano coexistían escuelas y universidades de distintas nacionalidades,el caso podía verse con mayor nitidez, desde luego, en Trípoli y Beirut; en esta última ciudad se encontraban una universidad francesa, una americana- en la que cursó sus estudios de economía don Michel Jacobo Eljure- y una libanesa. Sin embargo, la inmensa mayoría de los inmigrantes libaneses venían con muy poca educación o francamente en condición de analfabetos; el ingenio suplía las carencias intelectuales: la abuela de los señores Abraham Dáguer creó un simple y efectivo sistema a base de círculos para llevar la cuenta de sus deudores por las ventas en abonos que realizaba. Antes que el señor Jacobo Eljure, llegaron de Líbano con cierta instrucción los señores Jorge Alam, Lázaro Farhat, Abraham Melayes y Nehmen Francis que era tenedor de libros. En los casos de la segunda generación el ir a la escuela dependía en parte de la situación económica dado que desde la adolescencia los hijos de los inmigrantes se relacionaban con el negocio de la familia. Los niños solían ir a las escuelas municipales de los barrios de La mejorada y San Cristóbal y algunos fueron, según don Francisco D. Montejo y Baqueiro, al colegio Elemental y preparatorio de don Gabino J.Vázquez. Y a más entrado el siglo XX los descendientes de inmigrantes libaneses fueron a la Escuela Modelo y al Colegio Montejo y dieron varios profesionistas distinguidos. En la segunda mitad del siglo XX las cosas han sido distintas y el nivel de preparación se ha elevado considerablemente, muy de acuerdo con las condiciones económicas que prevalece en la mayoría de los descendientes de aquellos inmigrantes de finales del XIX y principios del XX.
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