La casa de Montejo

Esta es una imagen que nos muestra la transformación de la fachada. Fue borrada la austeridad colonial y se introdujo un estilo más elaborado que no parece lastimar la belleza del plateresco. A pesar de otros tantos detalles, el edificio es el más hermoso de la plaza principal y, quizás, el mas cautivador de la ciudad. Sus símbolos han sido estudiados desde distintos ángulos que nos permiten descubrir sus riqueza.

El arquitecto Manuel Toussaint dijo sobre la Casa de Montejo: «Es la joya de arte plateresco más valiosa que poseemos en arquitectura civil». Quizás no pretendió tanto Francesco de Montejo, El Adelantado, cuando le escribió a su hijo recomendándole que los colonos hicieran sus casas «y vos el primero para que todos tomen empleo de vos». La justificación moral de la Conquista y la Colonización es la propagación de la fe, la Evangelización. Por eso en la fachada de la Casas de Montejo nos volvemos a encontrar con una mezcla de elementos elocuentes: dos guerreros del siglo XVI armados para la guerra, de acuerdo a la usanza de la época, con la mano presta a desenvainar la espada, pisan en forma aplastante unas cabezas aterrorizadas portadoras de unos cuernos torcidos. Es la representación del dominio de la fe cristiana sobre las prácticas paganas de los indígenas. Para no confundir tanto, encima de los soldados y sobre los capiteles se muestran unos pequeños monogramas de Jesús y María. Finalmente no aplasta la herejía de la religión india una cruz o la luz de Cristo, sino la superioridad de la fuerza. A pesar de sus valor histórico, la composición no representa el hecho. Los españoles lograron algo prodigioso: que todo el pueblo maya cambiara de religión, algo impensable en la actualidad. El logro no fue por la fuerza si no por la conjunción asombroso de un conjunto de elementos ajenos al poderío español. Lo que si pretende la fachada de la Casa de Montejo es exhibir el destino de los insurrectos: dos guerreros con mallas y sosteniendo sendos garrotes están grabados en los costados.

En la fachada superior aparecen cuatro retratos, tres de ellos bajo la cornisa, así mismo se encuentran trece caras. En el centro se puede apreciar el escudo con cuatro blasones. Un hombre viejo y barbado con el apoyo de un para de leones semierguidos muestra la dedicación de la obra: «Esta obra mandó hacerla el Adelantado D. Francisco de Montejo».

grabado de la casa de Montejo

Este grabado de la casa de Montejo, joya del plateresco, nos la presenta desde una de las rejas de la Plaza Principal. Se nota la diferencia de estilos entre la fachada de la puerta y a la izquierda de la construcción. Es un contraste notable: uno tiene todo lo barroco del plateresco y el otro, toda la austeridad de las construcciones coloniales meridanas.