La ciudad tiene su áreas políticas. El Paseo de Montejo fue la avenida de los conservadores. El Palacio Cantón , soberbio e insigne, perteneció al Gral. Francisco Cantón, gobernador conservador que peleó contra los indios rebeldes. La Avenida Reforma, de pretensiones más modestas, fue la calle de los liberales. En la esquina que hacen la Reforma y la Cupules tuvo su domicilio Felipe Carrillo Puertos, se dice que ahí esperaba vivir con Alma Reed. Villa Aurora se llama la hermosa casona que perteneció a Carrillo Puerto. Salvador Alvarado trazó la Avenida Colón y en su confluencia con La Reforma vivieron en distintas épocas los gobernadores Dr. Alvaro Torre Díaz, Bartolomé García Correa y José González Beytia. La casa que ocupó don Pepe González perteneció a don José Patrón quien se encargaba de las exportaciones del henequén, desde luego que en muy buena alianza con los gobernantes. Por obvias razones a esa esquina se le ha llamado de “Los Tres Ladrones”, en tono más festivo que punitivo. En la avenida Colón hicieron las paces los empresarios y hacendados con los políticos revolucionarios. Algunos como don Vicente Erosa Cámara fueron las dos cosas. Caso no menos especial es el de don Pablo Garza Leal, que vino con Alvarado, y se casó con una hija de don Alvaro Torre Díaz. Don Pablo también tuvo su residencia en la Colón, la calle en la que la historia define en mucho la Revolución Mexicana. Decía el general Gonzalo N. Santos: “contra los ricos hasta alcanzarlos”. Eso fue lo que ocurrió en La Colón.