jesus

Freud pretendió conjeturar, con las insuficiencias inherentes, que Moisés, el libertador del pueblo de Israel, fue egipcio. Aunque el mismo Freud analiza el pobre perfil de héroe de Moisés: era hijo de judíos humildes que lo ponen en una canasta en un río para que una princesa egipcia lo recoja. Mientras que el mito del héroe fundador es similar en todos los pueblos: el niño, hijo de reyes, es abandonado y criado por gente sencilla o por animales hasta que descubre su noble linaje. Consciente de su alta condición busca a su padre y se venga de él para tomar su reino. Pero finalmente Moisés era un príncipe egipcio que vivía una crisis de su pueblo, esa es la razón por la cual decide acaudillar a una tribu extranjera culturalmente inferior. Moisés creía en la religión del farahón Ikhnaton . Al lograr sus conquistas los egipcios sintieron la necesidad de crear un solo dios , es decir: un dios que pudiera ser universal y que anulara a los dioses regionales. Pero no todos los pueblos aceptaron y en el reino de Egipto se desató una crisis sobre la fe de Ikhnaton. Así es cómo Moisés puede liberar al pueblo de Israel del cautiverio y conducirlo a la tierra prometida convirtiéndolo al monoteísmo de la antigua religión egipcia. Pero en el camino se dio la gran alianza de Dios con el pueblo de Israel. En el Monte Sinaí recibió Moisés las tablas de la ley que son la base del judaísmo y de las cuales devienen nuestros mandamientos cristianos. Y se instauró el precepto de la circuncisión, que era común en Egipto y sus dominios, como la prueba de la alianza de Dios con su pueblo. Pero en un momento dado los judíos volvieron a su antigua fe y negaron al Dios único e invisible. Esto provocó las cóleras de Moisés que hasta rompió las tablas de la ley. Bien dice Freud, y otros tantos, que los textos hablan poco de la muerte violenta de Moisés que no llegó a pisar la tierra prometida. La salida de Egipto se llama pasaj para los judíos que tardaron 40 años en ese peregrinaje. De este episodio proviene nuestra cuaresma: Jesús cenó el Jueves Santo la pascua con sus apóstoles. Para Freud Jesús responde a una característica del héroe clásico: superó a su padre y había nacido y crecido en términos humildes a pesar de su condición. Freud era judío y desde esa posición posiblemente nunca creyó que Jesús haya dicho: “El que me ve a mi ve a mi Padre”, porque los judíos creen que a Dios nadie lo ve y nadie debe pronunciar su nombre , es así como lo llaman Adonai, que es como decir “el señor”. Por el contrario algunos poetas románticos alemanes-con quienes nace la poesía moderna- cantaban que Jesús había redimido a su padre que ya parecía ausente de la historia de la humanidad y , a un tiempo, declaraban que había que decirle “no a Dios y si al hombre”. Jesús es el gran personaje de la historia. Más allá de todas las hipótesis y las discusiones intensas sobre el origen del monoteísmo y de sus derivados nadie negara la trascendencia de Jesús. Pero el fin de las utopías que se dio en la última década del siglo XX creó una nueva generación. Incita a intriga lo qué significa la persona de Jesús en esa juventud que se abandona a los substitutos de las ilusiones: los placeres. Algo no es menos inquietante: el filósofo musulmán , de la España luminosa de la Edad Media, dijo con un lucidez asombrosa: las funciones de una religión son : vincular a los hombres entre si, vincular a los hombres con su tradición y relacionarlos con el absoluto- “los reconocerán porque se amen los unos a los otros”. Me parece que los templos vacíos en occidente hablan de un extravío, de una negación de la tradición y una desconfianza en la vida misma. Presuntamente el monoteísmo nace con la expansión de un imperio, de ahí que el dios universal haya sido considerado como un Faraón: un autócrata consumado. En el cielo no hay senado, no hay representantes de los hombres. Una gran dicotomía del siglo XX fue totalitarismo contra democracia- ha sido recurrente desde los griegos hasta la actualidad- y esa imagen del Dios único no entusiasma a las nuevas generaciones que también descreen del padre. Pero la pascua cristiana es más rica: nos habla de la victoria de Jesús sobre la muerte y sus minúsculas y siempre transitorias caricaturas.