En lo que era el final del Paseo de Montejo se inauguró la estatua de don Justo Sierra O’Relly, que a pesar de sus tentativas por vender Yucatan a los Estados Unidos, fue padre de la literatura yucateca y padre de la novela histórica en Mexico. Su hijo, don Justo Sierra Mendez, participó en la inauguración de la estatua. El Paseo de Montejo en esta glorieta que unía la Avenida Colón con la calle 50, estaba rodeada por dos quintas: San Jacinto al poniente y San Vicente al norte.