LOS AUTOMÓVILES: ENTRE EL PLACER Y LA NECESIDAD
Quizá desde el invento de la rueda el hombre empezó a soñar con un vehículo que se moviera automáticamente sin necesitar de animal alguno. Tenemos noticias de que Herón de Alejandría describió en el siglo I d. c. un invento al que llamó “Autómatas”, a pesar de lo que el nombre significa para nosotros la invención de Herón requería de la fuerza humana para funcionar, sin embargo el dato exhibe las ansias del hombre por encontrar una forma de desplazarse con libertad y poder llegar a lugares inalcanzables . En la Edad Media un investigador inglés, Roger Bacon, escribió esta frase profética: “También será posible la construcción de vehículos capaces de moverse con fuerza inconcebible sin la ayuda de animales de tiro”. La humanidad está acostumbrada a estas profecías, como en su tiempo se dio la de Julio Verne y la conquista de la luna; en ellas encontramos el primer paso de los inventos que tiempo después harán las proezas; ellas inician la cadena de sucesos que, engarzados, terminan en hacer concreto lo que parecía una quimera. Fue Ferdinand Verbiest , un jesuita flamenco que trabajó en la corte de China, quien construyó la maqueta de un vehículo de vapor que disponía de tres ruedas, con un quemador de aceite y una caldera de vapor. Su maqueta fue construida entre 1623 y 1628. El vapor movía las ruedas de paleta y accionaba el eje posterior a través de un engranaje. La perfección del invento abrió nuevos causes, dando un claro rumbo a los ensayos que habrían de venir posteriormente. Se acepta que el físico francés Cristian Huyges (1629-1695) fue el creador de la máquina motriz de pistón que revolucionó al mundo. La fuerza se generaba por el efecto de un pistón que movía el interior de un cilindro. Se trataba, en realidad, de un autentico “motor de explosión”, pues Huygens utilizaba pólvora como combustible.
EL VAPOR
El oficial de artillería Nicolas Joseph Cugnot construyó en 1771 un vehículo de tres ruedas con una caldera de vapor que estaba situada junto a la rueda delantera. Existe un acuerdo general en el sentido de que el invento de Cugnot fue el primer vehículo que mereció el nombre de “automóvil”. Fue en 1803 cuando el ingeniero británico Richard Trevithick finalizó la construcción de un automóvil de vapor; los avances en materia de motores de vapor rindieron un fruto trascendente: en 1825 circuló entre Stockton y Darlington, Inglaterra, el primer tren movido por vapor. En las décadas siguientes se perfeccionó la máquina de vapor, que por lo demás asombraba al mundo entero. A pesar de estar a la vanguardia en esta materia Inglaterra tenía una legislación que dificultaba la evolución de los logros. En Francia se dio un avance importante e histórico: Amedée Bollée, en 1873, presentó el primer carricoche de vapor al que llamó, con tino y gracia, “L’ Obésissante”(La Obediente).
EL MOTOR DE COMBUSTIÓN INTERNA
En el año de 1807 el suizo Isaac de Rivaz construyó un motor de explosión que montó en un primitivo carretón de mano con la notable innovación que consistió en la utilización de una mezcla de hidrocarburo con aire , que se encendía eléctricamente en el interior del cilindro, consiguiendo así el movimiento del pistón. Cincuenta y tres años después se dio un paso más. Fue el belga Jean Joseph Etienne Lenoir quien empezó a fabricar motores de este tipo en forma comercial. En 1962 el francés Alphonse Beau de Rochas registró la patente sobre la compresión del gas antes de la combustión y del sistema de cuatro tiempos, con el paso del tiempo este invento, que representó un paso hacia adelante, cobraría su verdadera importancia. Así es como Nikolaus August Otto tomó como base aquel motor inventado por Lenoir para crear el legendario motor de combustión interna, asociado con Rudolf Diesel, al final del siglo XIX, implantó un nuevo sistema para la combustión interna. A estos celebres nombres siguieron otros: Gottlieb Wilhelm Daimel y Karl Benz, que junto con Wilhelm Maybach crearon un automóvil comercial. Los automóviles se fabricaban bajo pedido y el proceso era, lógicamente, artesanal. Karl Benz había nacido en Kalsrushe, Alemania, el 26 de noviembre de 1844; trabajó como ingeniero y en 1871 montó su propio taller mecánico en Mannheim; su trabajo se enfocó al perfeccionamiento de los motores de gas y 1879 creó el primer motor de dos velocidades, posteriormente se concentró en los motores de combustión interna y en 1886 creó un vehículo de motor a partir de un triciclo con un motor adaptado en la parte trasera. Benz fue mejorando su trabajo hasta que en 1888 su esposa Berta y sus dos hijos, sin que él lo supiera, recorrieron 80 km. con un vehículo inventado en sus talleres. La empresa Daimler lanzó al mercado, en el año de 1901, un vehículo poderoso apto lo mismo para recorridos que para carreras, a ese auto se le puso el nombre de Mercedes que era el nombre de una de las hijas de Emilie Jellinek, amigo y apoderado de Gotlieb Daimler. La leyenda cuenta que Jellinek tenía dos hijas, una llamada Mercedes y otra Prunella, y que fue mediante un volado que se eligió el nombre de la primera. Nótese el interés de Daimler desde el primer momento: combinar la necesidad y el placer; y es que los automóviles recién inventados eran usados con mucha frecuencia para carreras, situación que en la primera década del siglo XX también se observó en Yucatán . Los primeros automóviles que se fabricaban en aquellos talleres pioneros, en cuanto a la carrocería y los modelos, se inspiraban en los antiguos coches de caballos, así es como, hasta la segunda década del siglo XX, encontramos cupés, featones, berlinas y otros que eran modelos de coches de tracción animal. Existieron, también, tres formas de propulsión: el vapor, la gasolina y la electricidad; al paso de los años ha prevalecido fundamentalmente la gasolina.
DOS CRITERIOS ENCONTRADOS: FORD Y ROLLS ROYCE
La empresa Rolls Royce de Inglaterra surgió de la asociación entre el fabricante Frederick Henry Royce y el comerciante Charles Stewart Rolls, quienes en 1904 registraron la marca que los unía. Hoy en día Rolls Royce evoca suntuosidad y jet-set internacional, sin embargo cuando salió el “Silver Ghost”, en 1907, la firma perseguía en el modelo: robustez, manejabilidad, larga duración , economía en el mantenimiento, estabilidad y silencio. Se precisa tener presente que a principios del siglo XX los automóviles se hacían artesanalmente, por encargo y se producían casi como obras de arte, en ese sentido quien compraba un auto lo hacía para toda la vida, no para tenerlo que cambiar a la vuelta de unos años. El costo reflejaba toda esta exclusividad, por eso los automóviles eran para las clases acaudaladas. Henry Ford, en la apacible ciudad norteamericana de Detroit , presentó su clásico Modelo “T”; Ford perseguía producir el mayor número de automóviles al menor costo posible, es decir estandarizar la producción para ofrecerle al público norteamericano un vehículo que estuviera al alcance de todos. De manera
Extraña el “Silver Ghost” y el modelo “T” se produjeron a lo largo de diez y nueve años pero la cantidad de ejemplares de cada uno refleja su historia: “Silver Ghost” 7876, Modelo “T” de Ford 1 015 000. Ford sacó el Modelo “T” a 850 dólares y ya que pudo establecer su afamada línea de producción, hasta hoy objeto de estudio, el precio de venta bajó a 260 dólares por unidad. Ford apenas si necesitaba sacar otro modelo para revitalizar su mercado, lo que pretendía era que todos los que no tenían auto, que eran la mayoría, pudieran adquirir un Ford, lo que, en gran medida, en el mercado norteamericano, pudo lograr. Vemos así la existencia de dos criterios que con algunas variantes prevalecen hasta nuestros días: uno plantea la durabilidad como valor fundamental y el otro el bajo costo. El primer criterio exige precisión y resistencia de en los materiales para evitar constantes desperfectos y altos costos de mantenimiento; el segundo plantea que los costos han de ser lo más bajo posible para que el automóvil pueda ser adquirido por el mayor número de personas. Los expertos sostienen que hasta nuestros días los dos criterios prevalecen, así como una “zona intermedia” a la que pertenecen los autos que la inmensa mayoría de la gente usa. En Europa el criterio de la durabilidad ha prevalecido fundamentalmente, con las consabidas reducciones a los espacios físicos para privilegiar la calidad de los materiales y las partes. Desde principios del siglo XX la fábrica de los hermanos Armand y Eugéne Peugot, en Francia, realizó un intento por conciliar costos y calidades, con estilo propio ,contrario a lo que sucedía con el Ford “T” que, austero, carecía de una definición en los términos de aquel entonces. Finalmente en Europa , justamente en Alemania, la tierra de Daimel y Benz, los reconstructores de la economía, tras la Primera Guerra Mundial, idearon un “auto para el pueblo”( Volgswagen ), que ajustándose al mínimo posible en materia de piezas y otros accesorios de comodidad, permitiera durabilidad, seguridad y bajos costos. Esta marca puso una planta en México en los años sesenta y cobró una presencia importante en el mercado nacional, y otro tanto podrá decirse de su presencia en el mercado yucateco. Después de la Segunda Guerra Mundial los japoneses irrumpen con particular importancia en la industria automotriz con su acostumbrado principio rector: perfeccionar los inventos de occidente, haciéndolos a menor costo. Se han creado los grandes monstruos de la industria, los mercados se han complicado con nuevas variables, sin embargo los dos criterios siguen prevaleciendo.
MARCAS Y MODELOS
A lo largo de la historia del automóvil han aparecido, a ambos lados del Atlántico, un buen número de marcas y modelos, algunos han desaparecido y otros no, que han enriquecido la evolución de esa maquinaria movible que resulta indispensable en la actualidad. Mercedes, Fiat, Locomobile, Rambler, Marchand, Ford, Holsman, Cadillac, que es el nombre del marino que colonizó la ciudad de Detroit, capital americana del automóvil; Benz, Austin, Peugeot, Maxwell, Buick, Roll-Royce, Daimler, Adams, Studebaker, Packard, Mercer, Vauxhall, Lanchester, Delaheye, Audi, modelo creado por el ingeniero Alemán August Horsch en 1909, quien quiso ponerle, originalmente su nombre, pero la pretensión fue frustrada por sus socios financieros, por lo cual el ingeniero Horsch llamó al auto “Audi”, que en latín quiere decir “oye”, el nombre se debió al deliberado propósito por hacer notar el nuevo vehículo; Dodge, creado en 1914 por las empresas de los hermanos del mismo nombre; Cheverolet, en honor al famoso piloto Louis Cheverolet; la Cheverolet Motor Company fue, posteriormente, parte de la General Motor Company; Martín, Lancia, Hispano-Suiza, que debe su nombre a que un ingeniero suizo, Mark Birkigt, creó su empresa automotriz en Barcelona, España. Las distintas épocas han determinado los diseños y los nombres de los modelos, así como ciertas propiedades de los mismos. El Mustang, que constituye un hito en la historia del automóvil, fue creado en la década de los sesenta para la generación del “baby boom ” de la posguerra. La industria automotriz al verse en la necesidad de sacrificar espacios crea una necesidad: un vehículo para el desplazamiento de la familia, con ese espíritu nacen las “minivans” o camionetas familiares, que resultaron un éxito de mercado. A pesar del asombroso dinamismo de la industria automotriz a lo largo del siglo XX desde el año de 194 el automóvil ya poseía todos los elementos que lo definen tal y como hoy lo conocemos, excepción hecha de las computadoras y de los materiales propios de la era espacial. Los motores de gran cilindrada y en posición V, las válvulas de operación mecánica, el árbol de levas en alto, las transmisiones automáticas, los frenos de disco, etc., vienen desde ese entonces. El motor de la impresionante evolución no ha sido la técnica sino la necesidad de tomar y, después, de mantener los mercados.
EL FORD “T” DE DON EUSEBIO ECALANTE, EL PRIMER AUTOMÓVIL DE GASOLINA QUE LLEGA A MÉXICO.
La casa E. Escalante e Hijo fue la que importó, en 1900, el primer automóvil que hubo en Yucatán. Se trataba de un auto que se movía con gas. En 1906 Don Eusebio Escalante Bates, accionista de la casa a la que nos referimos anteriormente, importó un Ford “T” que fue el primer automóvil de gasolina que hubo en México. El dato no ha de extrañar: en aquel entonces circulaba gran cantidad de dinero en Yucatán a causa de las exportaciones del henequén. Esto no quiere decir que entre 1900 y 1906 no hayan llegado a Yucatán algunos autos de electricidad, y otros de gas, de las marcas que hemos mencionado anteriormente. El Ford “T” tuvo, al igual que en los Estados Unidos, un gran éxito en Yucatán, con todo y el sempiterno color negro en el que se obsesionaba Henry Ford, al punto de que solía decir: “podemos darle al cliente el color que quiera siempre que sea negro”. Los yucatecos de principios de siglo solían comprar los enseres de casa, y los personales también, París, sin embargo cuando de autos se trataba parecían inclinarse por lo producido en el vecino del norte.
LOS PRIMEROS AUTOMÓVILES EN YUCATÁN
Los primeros autos eran comprados para el placer y, en realidad, con cierto “snobismo”. La ciudad de Mérida en las primeras décadas del siglo XX era pequeña, Itzimná seguía siendo un pueblo donde gente con recursos tenía sus casas de campo. La sociedad yucateca era una sociedad, en alguna forma, rural, con muchas poblaciones, pero sin carreteras, más éstas aparecen en Yucatán ya bien entrado el siglo XX, de manera tal que el medio de transporte natural, para llegar a los poblados y las haciendas, era el ferrocarril. Los automóviles que se compraban eran para dar paseos por la calle 59, el Paseo de Montejo o la calle 60 hasta Santa Ana; también eran usados para ir a Progreso ver la puesta del sol, dar un paseo por el puerto, cenar y regresar por las noches, lo que a todas luces era una osadía. De los automóviles se hablaba más por las legendarias carreras que se hacían en el Paseo de Montejo y las que se hacían a Progreso. La primera pensión para automóviles, donde también podían ser reparados, se abrió en el predio marcado con el número 473 de la calle 58. Quizá el primer agente establecido que hubo en Yucatán fue el señor Alonso Escalante que vendía autos Maxwell en el cruzamiento de las calles 56 y 63. El primer reglamento de tránsito que hubo en la ciudad se publicó el 16 de agosto de 1906. Conteniendo 65 artículo fue suscrito por Don Luis Carranza y Don Wilfrido Burgos por el Ayuntamiento y por Don Enrique Muñoz Aristegui, como secretario general de gobierno. El 22 de agosto del mismo año de 1906 se convocó al primer examen de manejo; serían examinadores los señores Nicolás Escalante Peón y un mecánico extranjero “sin ninguna amistad en Mérida, lo cual permitirá una completa imparcialidad en los exámenes”. La primera licencia de chofer que se expidió en Mérida, lo que es decir en Yucatán, fue para el Sr. José Gómez, quien acreditó, el 7 de septiembre de 1906, sus conocimientos en la materia. En las primeras décadas del siglo XX en Yucatán circulaba una amplia gama de marcas que permitían el reconocimiento del propietario: Hupmobile, Martín- Palmer, Studebaker, Ford “T”, Cheverolet- muy del gusto de los yucatecos -, Overland, Mitchel, Regal, Oldsmobile, Picar-Piete, Hudson, Norden, Saxon y otros; daremos una lista de los choferes que solían participar en las carreras que se celebraban entre 1914 y 1920 : Enrique Lago, A. Villamil, Juan Castillo, Raymundo Bustamante, Tomás Salazar, Juan Rodríguez, Evelio Oribe, Octavio Gamboa, Casimiro Ramírez, Antonio Capetillo Kelly, José Castañeda, Antonio Solís, Renán Ricalde, entre otros. “El tiempo marca” de la carrera entre Mérida y Progreso era de una hora con once minutos. Desde el 16 de marzo de 1916 se abrió un distribuidora de autos Ford en Mérida, lo que en cierta forma implicó un liderazgo de esta marca en el estado, así como su arraigo.
LA EVOLUCIÓN DEL MERCADO
El mercado yucateco se movía de acuerdo a la situación económica, es decir al mercado y la producción del henequén. A principios del siglo XX hubo interés por explorar distintas marcas y modelos, interés que también existía en el mundo; desde luego que también existía el gusto por el lujo. Sin embargo en las primeras décadas del siglo pasado el auto, en Yucatán, no significaba lo que significa ahora, era, en todo caso, un bien suntuoso. En la actualidad existen en Yucatán más de 167000 automóviles y la cantidad de ellos que son considerados de lujo no corresponden a la situación económica de la entidad. Si se recorren las calles de la ciudad se podrá tener la sensación de que en Mérida solo hay autos de modelos recientes. Yucatán es una de las entidades federativas con menor atraso relativo sin embargo en las calles de Mérida abundan los autos de modelos recientes, los importados y los de lujo, quizás esto se vea ahora con más fuerza de cómo se vio a principios de siglo. Para esto han colaborado tanto la globalización como los planes de financiamiento, éstos últimos permiten un acceso sin dificultades a los nuevos modelos. Un automóvil puede costar tanto como una casa, que es una propiedad sólida y no fungible, a pesar de esto a menudo es más fácil el financiamiento de un automóvil que el de una casa. Esta situación no es privativa de Yucatán, lo es de todo México, tal como lo es en los Estados Unidos. Hace algunas décadas esta realidad no prevalecía: una persona podía no cambiar nunca el vehículo que compraba, o cambiarlo una sola vez en su vida; tanto la compra original, como la posterior sustitución, implicaban sacrificios previos. Todo esto se ve alimentado por lo que parece ser un principio de la vida comunitaria: el automóvil es la expresión más acabada del status: define lo que se es . Algunos, inclusive, requieren del automóvil para sentir las miradas de admiración, o para imaginárselas. En ese sentido en Yucatán la adquisición de los automóviles sigue siendo motivada por el placer y no por la necesidad.