Doctores: Alberto Colomé Bouza, Alonso Patrón Gamboa, Raúl Cárdenas Torre, Alberto Rendón Peón, Gustavo Cáceres Rendón, Cirilo Montes de Oca.
LAS ESPECIALIDADES MÉDICAS EN YUCATÁN
Antes de la década de los cuarentas las especialidades podían existir pero no con la determinación con que después se revelaron. La razón es comprensible: la sociedad estaba urgida de médicos para atender una variedad amplia de padecimientos, no se podía restringir la práctica profesional a determinados casos. Sin embargo, a partir de los años cuarentas se nota una clara precisión: todo médico debe por definición tener una especialidad y para conseguirla habrá de estudiarla y practicarla en una plaza de solvencia. Así entre los pioneros de las especialidades médicas en Yucatán se encuentran: los Doctores Alberto Colomé y Santiago Blanco, urólogos; Edgardo Medina Alonzo, dermatólogo; Enrique Escalante Alfaro y Fernando Guzmán Espinosa, ortopedistas y traumatólogos; Alonso Patrón Gamboa, cardiólogo, quien fuera alumno de Ignacio Chávez padre de la cardiología moderna; el pionero de la anestesia moderna fue Alfonso Sansores, especializado en la Habana; Raúl Cárdenas Torre, neurocirujano, hombre brillante que fundó el instituto Neuropsiquiátrico que en la actualidad lleva su nombre; Alvar Carrillo Gil, pediatra; las especialidades de ginecología y obstetricia, que son de las más tradición en el estado, tienen como pioneros a los Doctores Carlos Casares Pérez, Alberto Rendón Peón y, más recientemente, Gustavo Casares Rendón, quien estudia en la Habana y posteriormente en Nueva York; Cirilo Montes de Oca, radiólogo; Raúl Montalvo Escamilla, gastroenterólogo, entre otros.
Los destinos para las especializaciones han sido París, la Habana, algunas capitales norteamericanas y también, a partir de una época, la ciudad de México, en donde la medicina pública logró conformar instituciones de prestigio y reconocimiento nacional e internacional.
CLÍNICOS Y TECNÓLOGOS
El avance de cualquier ciencia impacta, casi siempre, en primera instancia, a la medicina. Esta aseveración, sin mayores razonamientos, puede ser aceptada, las batallas contra el dolor y la muerte han sido desde los tiempos más remotos las batallas más importantes de la humanidad, de la fortuna con que sean libradas dependerá el éxito de otras. Por eso la línea del progreso médico tiene una pendiente continua y ascendente, a la que contribuye, en mayor o menor medida, todo el mundo científico.
Los aparatos para el diagnóstico y la terapéutica pueden llenar un capítulo importante de la historia del siglo XX y, a un tiempo, anunciar los portentos que están por venir. Como se ha visto esta condición apareció desde hace años, siglos quizás, revelándose ahora con toda su impresionante fuerza. Sin embargo, la electrónica, los prodigios nucleares y hasta la robótica, no pretenden prescindir del médico y sí por el contrario ponerse a su servicio; exigen, desde luego, una preparación adicional para una afortunada vinculación. De ahí la trascendencia de la tecnología al servicio de la medicina.
Además de las materias tradicionales que conforman el programa universitario, de las requeridas para accesar al nivel de especialización, es indispensable el conocimiento y las habilidades para el manejo y cabal aprovechamiento de aparatos e instrumentos necesarios para el diagnóstico y el tratamiento de los padecimientos, con la imprescindible óptica que acompaña a los acontecimientos médicos, nunca se pueden dar por concluidos. La resonancia magnética, la medicina nuclear, la tomografia axial computarizada, el ultrasonido tridimensional, la litotricia, la densitometría ósea, la laseroterapia, endoscopía diagnostica, colposcopía y otros términos, presumen la existencia de aparatos e infraestructura sin la cual la labor del médico se ve disminuida.
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