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La política necesita de la teatralidad. Para mover y conmover a las masas nada hay más eficiente que los recursos histriónicos. Hitler y Mussolini los demostraron con luminosidad en el siglo XX. Un discípulo de ambos, Juan Domingo Perón, fue más lejos y se unió a una actriz mediocre. Cierto, Eva Duarte era gris pero había interpretado en la radio papeles de grande mujeres. Esa fue su preparación para el gran papel de su vida: el de redentora de los “descamisados”, de los “grasitas”. Las arengas dramáticas de Evita son legendarias, casi míticas, como su vida misma. Para algunos estudiosos el día que la sexy Marilyn Monroe le cantó el “Happy birthday mister presidente” a Kennedy se firmó un pacto maldito entre la farándula y la política. Algunos reparos: Marylin Monroe es un símbolo sexual que ha trascendido en el tiempos: hasta hoy, no respondiendo a la esbeltez que prevalece, sigue siendo un emblema de lo sensual. En los años sesenta lo era mucho más. Se dice que a Marilyn la subieron al escenario con sus copas entre el hermoso pecho y la sugestiva espalda y así cantó con acordes sicalípticos, deliciosos. No es novedad decir que entre Kennedy y Marilyn hubo un abrasador romance. Kennedy era muy amigo de firmar fuera de su casa. Y a veces hasta en ella: se ha afirmado que llevaba a sus amantes a la Casa Blanca. El caso es que guapísima Marilyn le reportó al presidente un mercado mas vasto del que le acercaba su elegante esposa. No estoy seguro del famosos “pacto maldito”. Pienso que lo que si ha habido es una alianza vacua entre la política y el show. Ese no es el caso de Ronald Reagan que siendo un actor más bien oscuro logró conectarse con su pueblo. Regan fue un presidente de propuestas y de fuerte personalidad pública, no un simple aprovechado del estilo. Otro caso singular es el del Papa Wojtyla , que trabajó profesionalmente en la actuación y desplegó un enorme talento para seducir a las masa. No se le ve el mismo destreza a Swarseneger, que hasta actor porno fue. Desde luego que se ha pretendido una suplantación de la capacidad por la popularidad. Sarkozy entró al célebre palacio de El Elíseo acompañado de la bellísima modelo Carla Bruni. Sin embargo hemos visto algo más burdo: Berlusconi es un magnate que llegó al poder rodeado de una gran popularidad que alimentó con sus correrías que se hicieron del dominio público. Es una versión menos cruda de la Cicciolina, la actriz de cine pornográfico que ocupó un escaño en el parlamento italiano. Berlusconi dispuso de recursos públicos para sus andanzas , correrías que prendían a gran parte del pueblo italiano. Lo calamitoso estriba en que en la búsqueda del poder prevalezca la lógica del espectáculo y se supla el talento previsible para gobernar por la facha y sus poses.

NOTA AL MARGEN: Las pasadas elecciones federales de México han mandado unos signos históricos. Los jóvenes abjuran públicamente de un candidato que parece dotado para el espectáculo y aclaman al que se encuentra en las antípodas , inclusive tiene “aflojada la terracería”. No menos sugestivo es que se inclinen por quien ofrece más estado, puestos burocráticos, seguridad social y subsidios ; optan por la certeza y desprecian el riego que debería impulsarlos a sus conquistas.

Se paga caro al sucumbir al el fuego fatuo, a la apariencia, al morbo de la vida privada y al desprecio por el planteamiento, por la pospuesta sólida , por la cordura. Pero el futuro es el campo de juego de la fortuna y en estos capítulos de la humanidad faltan sorpresas.