Los primeros fósforos llegaron a Yucatán a mediados del siglo XIX, los trajeron los viajeros que nos visitaban. Los fósforos tuvieron una gran demanda para encender lámparas de aceite de higuerilla, velas y lámparas de petróleo. Desde luego los fósforos se hacían indispensables para encender puros y cigarrillos, hornillas y comales. Los primeros intentos los realizó el químico don Joaquín Dondé Ibarra Dondé había estudiado química en la Ciudad de México y al volver a Mérida trabajó un tiempo en la legendaria farmacia de don José Font. Justamente se asociaron Font y Dondé para hacer una fábrica de fósforos con la marca La Colmena. Fabricaban dos clases de fósforos: los de seguridad, que solo prendían frotándolos en su propia caja; y los normales, que se encendían frotándolos en cualquier superficie. Posteriormente aparecieron las fábricas El Porvenir, de los Cámara, y la de Palma y Hno. Desparecieron la de Font y Dondé y la de Palma y Hno y prevaleció la de El Porvenir administrada por don Nicolás Cámara, aunque un incendio dramático del 12 de enero de 1882 destruyó el edificio y la maquinaria de la fábrica EL Porvenir, valuadas las pérdidas en 15 000 pesos de aquella época. Posteriormente los señores Cámara adquirieron la finca Miraflores, donde estaba la cordelería del señor Juanes Patrulló, para instalar ahí la fábrica de fósforos.