Desde 1916 hasta fines de 1919 circuló en Yucatán como moneda única y corriente, para todas las transacciones de carácter mercantil , el papel emitido por la legendaria Comisión Reguladora del Mercado del Henequén. Esta medida se dio con la aprobación del Gobierno Federal como con la del Estado. El comercio aceptó sobre la base de que el gobierno estatal, del que dependía la Comisión, cumpliría el compromiso de pagar, aceptando como bueno y siguiendo como patrón el valor del oro americano, el papel moneda emitido por Comisión Reguladora del Mercado del Henequén, siendo que ésta última emitiría giros sobre Nueva York para respaldar la emisión.. Pero el convenio dejó de cumplirse desde principios del año de 1919, en primera instancia en forma encubierta hasta que tuvo que llegar el momento en que se explicitara la situación real y la celebérrima comisión Reguladora empezó a negarse a emitir giros sobre Nueva York. Es de imaginarse la zozobra que privó en el comercio ante estas circunstancias, sin embargo prosiguió aceptando los billetes emitidos por la Comisión, depositándolos en la caja de ésta institución a cambio de promesas de giros para cuando a cada depositante le llegara su turno. La cantidad de billetes por cubrir llegó a varios millones de dólares, lo que se había convertido en una situación sumamente delicada. Para complicar el cuadro el Congreso del Estado expidió en octubre de 1919 una ley de liquidación “extrajudicial” de la ya conflictiva Comisión Reguladora del Mercado del Henequén. Ante este suceso la mañana del 5 de octubre se efectúo una asamblea general extraordinaria en el salón de actos de la Cámara Nacional de Comercio . Se dio lectura a un documento elaborado por algunos comerciantes el día anterior en el cual se declaraba que el comercio ya no aceptaría más los dificultosos billetes. Se tomó el acuerdo de publicar un manifiesto que deslinde al comercio de la situación imperante ya que en la calle se le hacían cargos graves, en particular a la Cámara.
Don Manuel Zapata Casares, con un inteligente ánimo conciliador, expuso que si la Cámara pretendía una liquidación judicial tenía el derecho de proponer a los liquidadores, en unión de los hacendados y el mismo gobierno. Para lograr su propuesta el señor Zapata Casares sugirió que se fuera a ver al gobernador, don Carlos Castro Morales, para exponerle la postura de la Cámara. La proposición fue apoyada por don Francisco A. Díaz y obteniéndose , finalmente, la unanimidad de la Asamblea. Una comisión entrevistó al gobernador , quien expresó que no estaba dentro de sus facultades reformar la Ley expedida, ni derogarla como se pretendía, ya que se encontraba legalmente sancionada. Sin embargo les indicó que se podían dirigir a él mediante un memorial exponiendo los fundamentos y las reformas que proponían para la Ley en discusión. El señor Castro Morales reconoció el derecho del comercio de no aceptar ya el papel moneda emitido por la Comisión y de cerrar o no sus puertas, si tal fuese el caso. No debió ser una reunión cordial ya que los comerciantes expusieron su inconformidad con el nombramiento de los liquidadores y el señor gobernador les contestó que no estaba en la disposición de revocar su acuerdo , respuesta que, desde luego, dio por terminada la reunión. Los comerciantes acudieron al hotel donde se hospedaba el jefe de la Comandancia Militar de la Plaza para solicitarle garantías , a fin de evitar una situación caótica.
El 29 de octubre de ese año el Congreso del Estado decretó que de enero a mayo del año siguiente de 1920 se pagaría el 20% de los depósitos y que de junio a diciembre la Comisión Reguladora pagaría el saldo de los billetes. Sin embargo no se cumplió lo estipulado en el primer plazo. La Cámara convocó a una asamblea extraordinaria que se llevó a cabo el 5 de julio. En ella se acordó enviarle un memorial al C. gobernador del Estado , acompañado de un proyecto de liquidación de la Comisión Reguladora. El proyecto, que fue una muestra más del espíritu de negociación que característico de todo comerciante y que reflejaba a un tiempo la relación de la sociedad civil con los gobiernos de aquella época, fue presentado por don Julio Blanco y que solicitaba que la Secretaría de Hacienda abdicará del embargo trabado contra la Comisión y que afectaba las acciones de la Compañía Naviera Mexicana, S. A. , así como la flota perteneciente a ésta. Después de distintos regateos el gobernador cesó a los liquidadores . En asamblea general la Cámara Nacional de Comercio de Mérida tomó la histórica decisión de ampararse contra los actos del gobernador. Finalmente , en períodos posteriores el gobierno fue liquidando los billetes de la Comisión Reguladora , aunque con merma del capital de los acreedores. No solo contra las autoridades locales luchó denodadamente la Cámara de Comercio sino que también libró batallas contra las instancias federales. Desde que el “papel reguladora” empezó a circular en Yucatán diversas negociaciones se realizaron con la Secretaría de Hacienda a fin de que los aceptara en pago de lo que requiriera. Tras distintos modelos la Secretaría decidió aceptar el “papel reguladora” a setenta y cinco centavos oro nacional por cada peso “reguladora”. La Cámara Nacional de Comercio de Mérida dirigió un telegrama a la Secretaría que en su parte medular dice:”….Y respetuosamente manifestamos esa Secretaría , en cumplimiento nuestros deberes legales, que comercio Yucatán siente lesionados sus intereses fijación tipo setenta y cinco centavos por peso Reguladora en Aduana Progreso y demás oficinas Hacienda, pues dicho tipo está en desacuerdo valor dólar mercado nacional y aun tipo fijado esa Secretaría para admisión dólares o giros sobre Nueva York en oficinas Federación . Rogamos esa Secretaría fije respetable atención circunstancia de que decretos autorizaron emisión papel Reguladora expresa fueron expedidos con autorización Encargado Poder Ejecutivo de la Nación y establecen Gobierno Federal aceptará dicho papel todos los pagos se le hagan por su valor oro nacional con la equivalencia de cincuenta centavos de dólar por cada peso. Por tanto suplicamos Secretaría considere setenta y cinco centavos por peso , fijando el que corresponde acuerdo con valor dólar en mercado República, tomando consideración peso Reguladora representa cincuenta centavos dólar conforme decretos de emisión y atendiendo además tipo fijado viene agracar situación comercio y pueblo Yucatán, resultando en último término recargo de contribuciones federales especial para habitantes del Estado……”. A penas si se tiene que destacar que una situación como la expuesta sería improbable en la actualidad. Aunque la Revolución respetó la propiedad privada y la actividad comercial , ésta quizás no gozaba del respeto y el prestigio que posteriormente adquiriría, entre otros muy destacados factores para lograr este reconocimiento ha estado la actuación pública de las Cámaras de Comercio.