El hombre vive una tensión permanente entre imaginación y razón, entre fantasía y lógica. De ahí que la función del arte sea la misma que de la ciencia: revelarnos un misterio del universo con fórmulas distintas.  Así  es que el mito no es una mentira. El mito es una forma de explicar lo cotidiano. Quizás un ejemplo puedan ser las parábolas de Jesús. Así es como el poeta le arranca un lenguaje a los dioses para explicarnos el universo. El poeta Mediz Bolio nos habla del mito sobre la creación del Mayab, que infiere la creación de Yucatán, y nos dice que  todo se hundió bajo el diluvio menos el Mayab, porque aquí vivían los hombres puros y santos: no vinieron de ninguno de los puntos cardinales , aquí FUERON. Mayab quiere decir los que no eran muchos porque aquí viven los que elegidos. Así fue en Los Tiempos del Sol, cuando la luz estaba en la tierra. Queda claro que Octavio Paz leyó a Mediz Bolio porque en su muy bello poema sobre Yucatán , Entre la Piedra y la Flor, dice que esta tierra existe antes de que el sol. Con gran sentido poético también nos dice: “Qué tierra es esta, qué violencia germina bajo su petra cascara”. Muy a propósito viene recordar a Cecilio Chi, líder rebelde de la Guerra de Castas, que nos muestra la violencia posible en el Mayab, pero también la idea que tenía de que los españoles con solo pisar esta tierra santa la profanaban. Chí solo aceptaba que los blancos salieran de esta tierra o fueran exterminados. La noción de la Casta Divina nos viene de los mayas que se sienten elegidos por Dios. Los mitos fundacionales explican esto y muchas otras cosas más. Se destaca una: los habitantes de esta tierra quizás recelan de los inmigrantes porque tienen la sensación que dejará de ser la tierra de los que son pocos  porque son elegidos. Con asombro advierto con frecuencia que estas cosas no se enseñan en los colegios. La historia es la sucesión de hechos y vivimos en la historia. Tenemos que aprender a conocernos para hacerla mejor.