En el año de 1923 se expropió oficialmente el ex arzobispado , ubicado en plena Plaza Grande sobre la calle 60. No quedó muy claro a quien se le expropió. El edificio lo ocupó el gobierno de Alvarado quien desalojó a la Iglesia del multicelular arzobispado , sin haber hecho , en apariencia, una expropiación formal. En el año de 1992 el gobierno federal entregó en uso el augusto edificio al gobierno del estado bajo la condición de que su destino fuera para fines culturales. Al mismo tiempo el gobierno del Estado se lo “ concesionó “ a la fundación del Museo de Arte Contemporáneo. Desde los tiempos en que las oficinas de la zona militar y la oficina federal de Hacienda, y otras oficinas públicas, desalojaron el edificio, el gobierno del estado tomó posesión del emblemático predio. Aunque el gobierno federal le entregó al del estado el edificio por tiempo indefinido parece ser que ese convenio ya se revirtió. Una dependencia del gobierno federal ha tomado la posesión de un edificio simbólico de la ciudad y del estado. Al destino le gustan las simetrías y los anacronismos: Alvarado vino con ímpetus de anular nuestra identidad regional. El Arzobispado , como la Iglesia en general, fue una de sus obsesiones. A más de cien años de Alvarado la federación revirtió el derecho de posesión que el gobierno del estado tenía absolutamente sobre el histórico edificio.
Nota al Margen: El arzobispado fue incautado por la Revolución que patrocinó una remodelación. La reforma fue hecha al puro estilo de La Bella Época: la Revolución nació viendo al porfiriato, podría decir alguien con cierta razón.
Más allá de que el Macay prevalezca en el significativo espacio, sea cambiado a otro o desalojado sin destino, es lamentable que no hayamos conservado el derecho de uso de un emblema de la ciudad.