el cine en Mérida en los años diez del siglo XX

En los albores del siglo XX la gente acudía a contemplar con asombro las películas: las carreras de de la gente, las expresiones cambiantes de los rostros, los ferrocarriles en movimiento que no a pocos asustaban, el tránsito por las calles, etc; las estrellas no habían empezado a rutilar. Dos de las primeras películas que se filmaron en México se filmaron en Yucatán: Salvador Toscano «Viaje a Yucatán» y Enrique Rosas «Fiestas Presidenciales» en Mérida, ambas con el tema de la visita de don Porfirio Díaz a Mérida en 1906.

Por ser modo el cine se solía contratar a un pianista para que amenizara la velada, a menudo el instrumento usado era una pianola. Otra característica de esta época es que las películas venían an partes: las había de 2 partes pero también existían las de 12 partes. Era posible que todas las partes se vieran en una jornada o se exhibieran en varios días. Por esa época la entrada al cine costaba 40 centavos. En 1912 los meridanos se asomaron con pasmo a descubrir las siguientes películas: «La Guerra de Trípoli», «Batalla de las Palmeras» con Luca Camero, «Si Yo Fuera Rey», «Robinet Tiene una Mujer que lo idolatra», «Subordinado Astuto», «Una Jornada en Montevideo», «Bebé Tira al Blanco y Hace Diana», «El Presidente Taft en su Gabinete», «Zigoto Diligente Vigilante», entre otros.

El cine en Mérida en los años diez

En 1914 las películas que deleitaron a los yucatecos fueron: «Hazañas de Mat Pinkerton», «La Novela de un Torero», «El Preso 113 o El Sacrificio de un Padre» – de gran éxito por aquellos días- «Miguel Perrín» – que contaba con 1500 mts de largo, lo que era algo así como una proeza, «La tragedia de Pierrot», «El Sol de Medianoche», «El Misterio de Jack Hilton» y «El Veneno Mortal», la película yucateca, producida por Cirmar, «El Amor que triunfa», entre otras. Los precios para acudir al teatro Peón Contreras eran: plateas y palcos, $6; luneta, 2; butaca 2do piso .75 centavos; butaca 3er piso .50 centavos. Así pues el cine era una opción muy atractiva que si bien no brindaba las apreciadas oportunidades para engalanarse con vestidos largos profusamente decoras con encajes de Alencon, con los abanicos de varillaje tallado, con los collares y aderezos de brillantes, permitía asomarse al mundo con alegría. «La Amazona Disfrazada» y «Il Fuoco» fueron dos películas italianas que se proyectaron en Mérida. El Star System se instauró por derecho propio: algunos actores y actrices lograban que se recolectara más en la taquilla. También se introdujo al cine un esquema que aparece desde los tiempos de Homero: el triángulo amoroso. en los Estados Unidos el Triángulo se logra con el boys meet girl y el happy end; es decir: el muchacho que encuentra a la chica ingenua -primer arquetipo femenino- y la pierde, a menudo por el influjo de indispensable villano, para recobrarla felizmente. Pronto la ingenua, que emblematizaba Mary Pickford, fue insuficiente y fue necesario crear a la mujer vampiresa, la mujer hecha para el placer, que se proyectó a lo largo de varias décadas. Con iguales pretensiones y distintos matices se crearon los arquetipos masculinos: Tom Mix, Río Jim, Buck Jones y William Farnum; existió un estilo particular el de Rodolfo Guglielmi, quien fue conocido como Rodolfo Valentino, que brillaría posteriormente, y que representaría al Latin Lover, el amante latino, a quien se le atribuían poderes y dotes especiales para el amor.

En 1918 los meridanos se divirtieron con : «La Hija del Circo», «Los Emigrantes», «Estigma», con Diana Carenne, «Víctima de su Ideal», «El Coche No.13», películas de gran éxito que contaba con la participación de María Elena Makowska y el gran Alberto Capozzi, quien encabezó «la rebelión de las barbas», al negarse a usar barbas par «Perro Chico», en 10 partes, «Dulce Tormenteo», «Flor de Otoño»; por esta épcoa hizo su parición el gran Fantomas con una película en partes y también el gran Charlot, Charles Chaplin, con el «Idilio de Chaplin», entre otras. En la Revista de Mérida se solía publicar el argumento de algunas películas, despertando el interés de la gente. A finales de esta década don Carlos Martínez de Arredondo filma «Venganza de Bestia», «la última gran cinta yucateca filmada en escenarios naturales con alardes espectacularidad», cuayo actor principal fue don Ernesto Pacheco Zetina, que interpretaba al conde Xandaroff, nombre del cual provino el apodo con que fue conocido el resto de su vida: Xándara. El señor Pacheco Zetina fue muchos años el juez de plaza de la Plaza de Toros Mérida y, todavía, hasta los años setenta se le veía llegar, ya sin la investidura de juez, a los encierros anteriores a la corrida y que en aquel entonces presidía el Capitán Leopoldo Castro Gamboa que era, a un mismo tiempo, director de la Policía Estatal. Para la publicación de «Venganza de Bestia» se hicieron los siguientes versos publicitarios:

¿Qué es Venganza de Bestia?

Que un hombre fanfarrón

Parta a otro el corazón,

Y luego sigue la fiesta.

Que el Kaiser fue muy honrado

Cuando estaba bien armandi,

Y hoy que es pobre nos molesta…

Eso es Venganza de Bestia

Que un periódico está arriba

(es decir entre la briba)

y al que trabaja molesta

eso es Venganza de Bestia.

Que alguien que vende aguardiente

Denuncia al que vive enfrente

Por causarle una molestia…

Eso es venganza de Bestia

Que aquel que se cree artista

Por ser un poco sablista,

Se toma un café y se acuesta….

Eso es venganza de Bestia.

Que Martínez de Arredondo,

Entre bohemio y lirondo,

Filma una cinta de arte,

En que muchos toman parte,

y ninguno se molesta…

Eso es Venganza de Bestia.

Un éxito-no es modestia-,

Un fil piramidal,

Una obra nacional…

Eso es venganza de Bestia.

Al principio el público que acudía al cine solía comportarse como lo hacía en las tandas: gritaba y se dirigía a los actores, aplaudía a mitad de la película y armaba escándoles si algo no le parecía: todo esto perturbaba la naturaleza del nuevo arte que exigía oscuridad y silencio para vivir íntimamente la historia que se proyectaba.

Desde luego que proliferaron los cines, además del Independencia funcionaban: El Salón Frontera, El Salón Cine Moderno, El Salón Pathé, El Salón Cine Mérida, El Salón Iris y el Salón Variedades.

A continuación les presentamos un artículo publicado en la revista Cine-Mundial correspondiente a marzo de 1917 que nos da una idea de las salas de cine que existían en la segunda década del siglo XX.

De Yucatán

En este rico estado de la República Mexicana está muy desarrollado el cinematógrafo. Los principales salones son: el teatro salón “Independencia,” de la empresa Erosa; los salones “Frontera” y “Pathé,” propiedad del Sr. Arturo Moguel; los salones “Variedades” y “Fraternidad,” de la empresa Pablo O. Pantoja; el gran “Cine Palacio,” de la empresa Marcín; el salón “Cine Mérida,” de la empresa Pinelo; el elegante coliseo “Peón Contreras,” que después de una temporada de la compañía Cómico-Dramática “Virginia Fábregas,” se inauguró la de cine estrenándose películas de la casa de Álvarez Arredondo y Compañía.

Las principales producciones cinematográficas últimamente estrenadas son: “Bajo el poder del yugo turco,” Universal; “La sirena desnuda,” de la misma casa; “Odette,” por Francisca Bertini; “La Marcha Nupcial,” por Lidia Boreli y el gran actor italiano Armado Novelli, de la casa Cines Roma; “El tigre real” y “El fuego,” por Pina Menichelli; “Marcela,” por la Hesperia; “El jockey de la muerte,” “Maciste,” de la casa Torino de Roma; “La pantomima de la muerte,” “El club de los coleccionistas” y otras muchas.

Se anuncia la película “Amor que huye,” tomando parte la primera tiple cómica María Caballé, el actor cómico Romualdo Tirado y demás artistas que actúan en el teatro “Principal,” y “Yucatán la tierra del oro verde,” ambas películas de la casa Cirmar Films, propiedad de los señores Cirerol y Compañía.

El Corresponsal. Mérida, Febrero de 1917.

 

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