Por Gonzalo Navarrete Muñoz | Tomado del Diario de Yucatán  | Diciembre 2014

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A la edad de 105 años descansó don Silvio Zavala Vallado, el más importante historiador de Hispanoamérica. Don Silvio solo será superado cuando aparezca otro hombre que tenga la pasión y la disciplina que él tuvo. La obra de Zavala Vallado es portentosa por dos motivos: no omitió detalle alguno y fue muy vasta. Visto desde otro chaflán don Silvio tuvo una enorme capacidad de trabajo y fue sumamente escrupuloso. Quien quiera estudiar a América Latina tendrá que volver una y otra vez a la obra de Zavala Vallado. Los intereses particulares en la conquista de La Nueva España, el impacto de las reformas Borbónicas en América, la encomienda indiana, la legislación colonial y América en el pensamiento del siglo XVIII, fueron tratados por este infatigable investigador en forma rigurosa. Zavala es la referencia obligada en estos temas. Uno se pierde con asombro en medio te toda esta obra fascinante. Colma las inquisiciones con demasía. Sus trabajos sobre el lenguaje y el poder en la Colonia fueron cautivadores y le valieron su ingreso a la Academia Mexicana de Lengua. No se ocupó de la historia de Yucatán como lo hiciera don Jorge Ignacio Rubio Mañé como nos lo mostró en el prologo a la obra de Chamberlain, eso presenta su obra un tanto lejana para nosotros. Además don Silvio nunca acabó de ser un intelectual en el sentido cabal del término como lo fuera su compañero don Daniel Cosío Villegas. Don Silvio no ejerció la crítica o la ejerció poco. Apenas escribo esto recuerdo el animoso apoyo que brindó a la construcción de El Olimpo contra la opinión del entonces gobernador don Víctor Cervera Pacheco. Su participación a favor del proyecto que impulsaba el Ayuntamiento de Patricio Patrón Laviada fue decisiva. Cuando Octavio Paz renunció a ser embajador de México en la India don Silvio era embajador en Francia. Paz llegó a París en compañía de su esposa Marie Jo y don Silvio contrató un despacho de abogados para demandar a Octavio Paz por “difamar a México”. Para aquel entonces Paz gozaba de un notable prestigio y magníficas relaciones en el mundo intelectual, mucho mejores que las que tenía don Silvio. Quizás el gobierno temía que Paz iniciara alguna campaña de protestas y que convocara a las grandes figuras intelectuales del mundo. Se ha dicho con insistencia que don Silvio llegó más lejos y contrató los servicios de un grupo de investigadores para que siguieran los pasos de Octavio en París. En el marco de la FILEY de este año celebramos la llegada de Paz a Mérida. Dije a la hora de mi participación que abrigaba dudas sobre este último pasaje y que sentía a don Silvio lejano a estos procederes tan primitivos. En el auditorio se encontraba Javier Aranda Luna, colaborador y amigo de Paz. A la hora de la cena posterior me habló de todas la pruebas que ya se habían desclasificado y que incriminaban a don Silvio y su presunto servilismo con el gobierno represor del 68. Lo cierto es que las ideas políticas y las posturas son cambiantes y que lo que nos queda es ese monumento soberbio que es la obra de Zavala Vallado, el más importante historiador de la América española.