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Clínica de Mérida

 

Lo primero que aprende un estudiante de Medicina es a desafiar lo imposible, a combatir el dolor, a impugnar a la muerte. Quizás por eso un pequeño grupo de médicos de la misma generación nos dimos a la tarea de fundar una clínica hace cincuenta años: Hernán Casares Ponce, Rubén Puerto y Puerto, Fernando Cámara y Cámara. Aquellos jóvenes contamos con el entusiasmo de algunos otros médicos: Gustavo Casares Rendón, Manuel Valencia Romero y Raúl Cárdenas Torre; y la visión y la nobleza de un capitán de hombres: don Arturo Ponce G. Cantón. Junto con don Arturo tuvimos la oportunidad de participar  en la tarea de vender acciones de este proyecto. Los hombres de la iniciativa privada que  respondieron, con espontáneo y nobilísimo interés, a nuestra convocatoria fueron: Augusto Iturralde,  Ramiro Bojórquez Castillo, Ernesto Novelo Torres, Juan y Anís Macari Canán, Nicolás Madahuar Pavía, William y Salim Abraham Dáguer, Alfredo Navarrete Ruiz del Hoyo, entre otros. Todos ellos estaban conscientes  que no se estaba fundando una empresa con fines de lucro más allá  del espíritu de servicio a la sociedad, principio que nos ha acompañado hasta el día de hoy. El consejo de administración de los días inaugurales estaba integrado por:

Presidente:                  Ing. Arturo Ponce G. Cantón.

Vice-Presidente:             Dr. Gustavo Casares Rendón.

 


Vocales Propietarios:DrLuisANavarretedeHoyo

Dr. Raúl Cárdenas Torre.

Dr. Hernán Casares Ponce.

Dr. Luis Alberto Navarrete R. del  H.

Dr. Rubén Puerto y Puerto.

 

Vocales Suplentes:

Dr.  Alberto Colome Bouza.

Dr.  Isaac Trejo Martínez.

Dr.  Juan de Dios Pinto Aranda.

 

Comisario Propietario:

Dr. Roberto Quintal Galaz

 

Comisario Suplente:

Lic. Carlos Goff Rendón.

 

Empezamos con más ilusiones que realidades, pero nos bastaron para recorrer este  camino que hoy llega a sus primeros cincuenta años.  Contábamos, eso sí, con una valiosa herencia.  Las clínicas, los hospitales y los sanatorios privados existen en Yucatán desde hace siglos. Poseemos una tradición que se remonta al legendario Hospital de Nuestra Señora del Rosario, conocido  como el hospital de los Juaninos por la orden de los religiosos de San Juan de Dios que lo atendía. El hospital de los Juaninos, ubicado en la calle 61 entre 60 y 58, es el antecedente directo del legendario Hospital O´Horán y su fecha de fundación parte del siglo XVI, años después de haberse fundado la ciudad de Mérida. Esto exhibe la multisecular tradición que tenemos en materia hospitalaria.

El primer hospital privado de Mérida fue del Dr. Ricardo Sauri y ocupa un lugar en la historia con su nombre: Casa de la Salud. La Beneficencia Española fundó en la segunda década del siglo XX La Ibérica, en los terrenos de la antigua quinta La Arcadia; también por aquellos años aparece el sanatorio de los doctores Tiburcio Martínez Campos y Siegfried Figueroa, así como el del Dr. Benito Ruz Quijano, en el rumbo de Itzimná, y el del Dr. Carlos Casares Pérez  por Santa Anna, sin prescindir de la mención  del Hospital del Niño, entre otros. El diseño arquitectónico original de nuestra clínica fue obra del arquitecto Fernando García Ponce y la construcción estuvo a cargo de los Ing. Ulises González y Alvaro Ponce Peón. El diseño fue una acabada muestra de la corriente arquitectónica del Funcionalismo aplicada en una clínica. Fue, como opinó en su momento el Arquitecto Tomassi, un edifico emblemático en todo el sureste de México.

Como sucede en todas las manifestaciones científicas, en la medicina se puede notar un tránsito de Francia a los Estados Unidos. Los Estados Unidos a partir del siglo XIX, ya como nación independiente, logran crear la civilización más rica y más próspera de la historia de la humanidad; pero fue en el siglo XX cuando todas sus fortalezas asombran a el mundo entero. Sin lugar a dudas a esto contribuyeron las dos grandes guerras mundiales que tuvieron sus orígenes y sus teatros más significativos en Europa. La relación con la medicina de los Estados Unidos se intensificó a través de La  Habana, fuertemente vinculada a la Unión Americana en otro tiempo. Pero en todos los pueblos la historia de la medicina se escribe con nombres de mujeres y hombres que llevan las virtudes de la ciencia a la humanidad. Juan del Rey, el primer cirujano que vino con Francisco de Montejo, Gaspar de Molina, Ignacio Vado Lugo, Federico Sauri, Saturnino Guzmán, Eduardo Urzaiz Rodríguez, son algunos de los nombres que se añaden a la brillante historia de la medicina en Yucatán.

Tras la fundación de la clínica, se sumaron a este proyecto otros médicos: Francisco Antonio y Eduardo Antonio Laviada Arrigunaga, gastroenterólogo y endocrinólogo respectivamente, Alberto Colomé Bauzá, urólogo, Juan Pinto Aranda,  neurocirujano, Miguel Navarrete Ruiz del Hoyo y Mario Correa Ponce, pediatras; Jorge Muñoz Rubio, ortopedista, Fernando Torre Gamboa, otorrinolaringólogo, Antonio Cabrera Rodríguez, oftalmólogo y Alfonso Sansores Manzanilla, que nos prestaba el servicio de banco de sangre.

Las batallas contra el dolor y la muerte se van convirtiendo en prioridades para la humanidad entera. De ahí que las ciencias todas nos ofrezcan sus prodigios y en especial en la medicina gracias a los avances de la tecnología. La historia de esa prodigiosidad en los últimos cincuenta años es también la historia de la Clínica de Mérida. Así, en 1965 se inauguró el primer servicio de rayos X y el Departamento de Laboratorio Clínico que desde el primer momento contó con el equipo técnico y humano más calificado. Fue el propósito de todos nosotros tener un laboratorio comparable a los mejores del mundo. Lo hemos logrado: los excelentes equipos con los que cuenta el laboratorio de Análisis  Clínicos, su sistema de informática médica, los controles de calidad internos y externos, nacionales e internacionales, así como los sistemas de gestión de calidad para la acreditación de laboratorios, ha proporcionado a los médicos de la Clínica de Mérida y de otras instituciones, valiosas herramientas auxiliares para el diagnóstico.

En el año 1968 se puso en funciones el Departamento de Medicina Nuclear; en 1982 se inaugura  el Departamento de Tomografía Axial Computarizada, siendo su activación un hecho histórico en la medicina de Yucatán,  médicos memorables presionaron el dispositivo de arranque, entre ellos el Dr. Cirilo Montes de Oca, pionero de la radiología en Yucatán. Este sistema, se dice con razón, constituye el avance más importante después de la invención de los Rayos X a comienzos del siglo XX.  En 1984 se inauguran los Departamentos de Ultrasonido y Nefrología. En el año de 1986 se crea el Departamento de Urgencias Pediátricas brindando desde su primer día un apreciable servicio.  En 1989 se abre el Departamento de Rayo Láser y 1990 se inauguran los Departamentos de Electro Diagnóstico del Sureste, Cateterización cardiaca asi como el Departamento de Diagnóstico Neurosensorial. En el año de 1991 se lleva a cabo en la clínica la primera cirugía extracorpórea. En 1992 se inaugura el Departamento de Imagen por Resonancia Magnética y en 1993 se realiza la primera cirugía laparoscópica.

En medicina determinar un enigma no es menos importante que encontrar una respuesta. No hay terapia viable sin un buen diagnóstico y éste nunca valdrá sin el análisis de un médico. Los aparatos más modernos  y avanzados no diagnostican ni curan: son medios y no fines en sí mismos. Los instrumentos no curan, curan los hombres dedicados a esa noble labor. Creo que los médicos no podemos perder la capacidad de asombro, si la perdemos hemos concluido nuestra labor. Nos asombra por igual la naturaleza y sus incontables fenómenos pero también el ingenio humano para crear aparatos auxiliares para el diagnóstico y la terapéutica.

En medicina lo moderno es temporal, a menudo tanto que se torna efímero. Vimos en este tiempo trascender “el cuarto oscuro ” de los Rayos X y entrar a la era digital. Más aun, no hay duda que la utilización de los desarrollos tecnológicos aplicados al diagnóstico y tratamiento por imagen reduce el tiempo de hospitalización del paciente y en tal sentido su estrés. El tiempo es fugitivo: se afirma como sucesión pero se niega como eternidad. La imagen le arranca un instante a la realidad y a partir de él podemos lograr grandes inferencias médicas, de ahí el gran valor y los esfuerzos por estar a la vanguardia en imagenología.

La historia de estos primeros cincuenta años es una venturosa historia de permanente asombro en la búsqueda de mejores fórmulas contra la enfermedad y a favor de la salud. Con ese ánimo en 1984  firmamos el convenio de afiliación científica con el Hospital Metodista de Houston y en 1995 con el Texas Children´s Hospital. La calidad de una clínica se mide por la calidad de sus médicos y todos los que en ella trabajan. Con esta consciencia hicimos en los años setenta los primeros consultorios que en 1985 ampliamos a 30, en 1990 a 40 y en 2003 a 40 más, aumentándolos  en 2011 en 10 más. En el año de 1998 se inaugura el Centro de Endermología y se adquiere un equipo de Litroticia Extracorpórea.

Una de las grandes amenazas a la medicina la constituye el que el médico deje de comprender el idioma del dolor. El que sufre recurre a un lenguaje que la ciencia no ha clasificado en su totalidad porque no puede, pero que el médico tiene que aprender en su quehacer cotidiano. Sonidos, ecos, vibraciones, gestos y un lenguaje corporal intenso hacen todo un código del que no podemos prescindir si buscamos el restablecimiento de la salud. De ahí la exploración constante de la comodidad de los pacientes en la habitaciones y en todos los servicios. Ciertamente los médicos somos una suerte de Oráculo de Delfos para los pacientes, pero ni le ponemos plazos y condiciones a Dios ni le hacemos trucos a la naturaleza. Cumplimos un deber no menos arduo: mantener la vida así sea en unos cuántos alientos. A lo largo de mi quehacer profesional he visto como los médicos con frecuencia son los que no se quieren rendir en el combate por la vida,  persisten más allá  de lo que lo hacen las familias. Todos tenemos que aprender en dificultosas jornadas a aceptar el dolor de la partida de un paciente. Este espíritu ha permanecido en nuestro Departamento de Terapia y Cuidados Intensivos fundado desde 1983 e incrementado a través de los años. En el año de 2007 se inaugura el Departamento de Medicina Hiperbárica y en 2008 el Departamento de Rehabilitación.

Hoy en día en México la tercera parte de la población acude a los servicios privados de salud. Eso  permite comprender la importancia de las clínicas privadas y el servicio que prestan a la salud pública.  Este año conmemorativo, la Clínica de Mérida ha recibido la certificación de Consejo de Salubridad General que la acredita como una institución que cumple con los estándares de calidad y seguridad al paciente. Esta es sin duda una manera digna de celebrar nuestros primeros cincuenta años.  Hoy en día la Clínica de Mérida tiene 20 departamentos , 108 consultorios, 67 camas censables y 49 no censables; en ella colaboran 179 médicos, 311 enfermeras y paramédicos, 83 personas en el departamento administrativo y 175 en diversos departamentos como mantenimiento, farmacia , alimentos y otros. Somos una gran comunidad de vida y trabajo.

El tiempo es el misterio esencial del hombre. Podemos imaginarnos un universo sin espacio pero no sin tiempo. El hombre es la perfecta medida del tiempo. Por eso el día que se invente algún mecanismo para manipular el tiempo la humanidad cambiará por completo. Pero en medio de esta gran incógnita sabemos algo: el mundo comienza diario, la vida es un inicio permanente. De ahí que yo les proponga celebrar este aniversario, los primeros cincuenta años de la Clínica de Mérida declarando formalmente el día de hoy, como lo hicimos hace cinco décadas, el inicio de los siguientes cincuenta años.