Arthur Miller , escritor y dramaturgo norteamericano, escribió una obra maestra: Death of a Salesman. Esta pieza teatral recibió el premio Pulitzer en 1949 pero eso no influyó para su consagración. Se trata de una suerte de burla al Sueño Norteamericano. Willy Loman, el protagonista, es un vendedor abrumado por el fracaso. La derrota es celosa y cruel: abarca todo. Así le sucede a Willy: su hijo mayor lo desprecia como producto de la guerra de las generaciones agravada por el hundimiento del padre. El segundo hijo, como suele suceder , imita al padre y sigue en algo la ruta. La esposa de Willy no es ajena , es difícil en contra espacio ara la felicidad activa en medio del fracaso. Pero hay algo más , es común en los perdedores reafirmarse como hombres , o pretender hacerlo, así Willy tiene una amante, relación que siempre termina lastimando. Loman llega al límite y decide matarse para que su familia cobre el seguro. Esta obra de Miller desacredito el trabajo  de los  vendedores, lo confinó a una zona sombría: el que no sirve para nada se vuelve vendedor. Philip Kotler , a partir de este impacto, ensaya nuevos nombres para el vendedor. Ya no es posible proseguir con un título tan desacreditado. En México la traducción fue cuidadosa y la obra se llamó Muerte de un Viajante. Sin embargo no quedó fuera de los recelos para el trabajo dignísimo y profesional de los vendedores, recelos que en algo se fundaron en esta obra extraordinaria.