Argentina es un país de inmigrantes europeos que se propusieron hacer de Buenos Aires una capital europea. La riqueza de la tierra lo hizo posible. Otras notas vienen al caso: Argentina no tuvo guerras como en otros países del continente, salvo, quizás, la que se libraba contra los indios. Así se constituyó una clase social cuyos nombres y caudales venían desde la Colonia o desde la Independencia. La historia de la Argentina era una historia de familias. A estas familias pertenecían los Ocampo, ricos estancieros y terratenientes. Las Ocampo Aguirre eran seis mujeres hijas de un matrimonio de acaudalados patricios argentinos: Victoria, Angelica, Francisca, Rosa Clara y Silvina. Las niñas no fueron a un colegio: tuvieron institutrices francesas. Viajaron a Europa llevando las vacas que se necesitaban para el abastecimiento de leche de la familia. Las vacas viajeras  se convirtieron en el pasaje que definía el nivel de vida de las niñas Ocampo. En términos argentinos la familia Ocampo Aguirre: “tiraba la manteca al techo”.  A los veintidós años Victoria, que maneja ya su automóvil,  se casó con Bernardo Estrada, miembro de una aristocrática familia de corte muy conservador. El viaje de luna de miel por Europa duraría un año, más de lo que duró el matrimonio.  Victoria quería ser actriz, sus padres nunca lo hubieran permitido, su esposo mucho menos; él que pretendía ejercer el tutelaje sobre su esposa, lo que la indómita mujer no permitía. En este viaje conoció al que sería el amor de su vida: Julián Martínez. Victoria Ocampo tenía el firme propósito de colaborar para que Buenos Aires cumpla su destino de ser una capital europea en el sur de América. El instrumento del que se valdría sería la literatura y la cultura en general. Había conocido a José Ortega y Gasset quien le propone que funde una revista cultural. Su amigo Waldo Frank opina lo mismo y en Argentina Eduardo Mallea se une al coro que piensa que ese sería un camino espléndido para traer el mundo a Buenos Aires y llevar a esta ciudad al mundo. Ella repetía muchas veces que no se sentía extranjera en París, en Londres, en Roma, en Bruselas y en Calcuta-que no conocía- , a esas ciudades llevaba a la Argentina y esos lugares los traía. Borges solía decir que Victoria era cosmopolita en el sentido que los griegos de la antigüedad daban a ese término, porque ni la cultura ni la literatura tienen nacionalidad. El término cosmopolita se acuñó para la expresiones tales como: Anaxagoras de Clasomen, Tales de Mileto y otras tantas que hacían más pequeño el mundo. Así pues se funda la mítica revista Sur. Su primer número vio la luz en 1931 y duró 40 años. Para ayudar con los gastos se fundó dos años después la editorial Sur cuyo primer título fue: El Romancero Gitano de Federico García Lorca. Victoria había heredado la Villa Ocampo que su padre construyó en San Isidro, provincia de Buenos Aires. La casona de más de mil metros cuadrados de construcción con techumbre de mansarda, ventanas lucarnas, almohadillado , columnas corintias y unos generosos jardines, se convirtió en un centro de actividad cultural. A Villa Ocampo llegaron Tagore, Stavinsky, Gabriela Mistral, Ortega y Gasset, Roger Callois, La Rochelle, Graham Green, Virginia Woolf y desde luego su hermana Silvina y su cuñado Adolfo Bioy Casares. Victoria el grupo Sur se opuso a Juan Domingo Perón y por eso motivo Victoria fue hacer   cerca de un mes a la cárcel del Buen Pastor en Buenos Aires. Del mundo entero llegaron peticiones para seguridad y la vida de Victoria Ocampo. Sur fue desde el principio una de las grandes revistas que han aparecido en lengua castellana. Victoria Ocampo elevó el nivel de vida de Argentina y le dio a su país un solvencia de la que hasta hoy goza. Jorge Luis Borges dijo : “educó a su país y a su continente”. Octavio Paz pensaba lo mismo. Borges que le debió mucho también afirmaba que le debía más como argentino . Y es que gracias a Victoria Borges fue conocido en el mundo. Cuando triunfó la llamada Revolución Libertadora, la que derrocó a Perón , Victoria se propuso que Borges fuera el director de la Biblioteca Nacional , pero el escritor de El Aleph se negaba: le parecía mucho. “No sea idiota”, fue la respuesta de Victoria. Ella misma legó una obra valiosa: De Francesca a Beatrice, El Lago de los Nenúfares, diez tomos de Testimonios , conversaciones con Borges, etc. Ella decía: “soy una escritora que será leída dentro de cincuenta años , cuando se quiera saber lo que había en el corazón de los argentinos de mi época”.

 El caso de Victoria Ocampo es extraordinario en América Latina: una mujer millonaria que se pone su fortuna y su energía a trasformar a su país desde la cultura. Fue un apóstol de la cultura y una heroína de su Patria. María Esther Vázquez dijo que Victoria tenía las tres características que exigía la raíz griega de la palabra democracia: sentidos estético y ético de la vida; y un carácter heroíco: dar todo sin pedir nada.