Sopa-queso-de-bola-muelle_8

Comí la otra tarde comí en Muelle 8 con don Mario Casares G. Cantón, Gerardo Casares Ponce y don Fernando Medina Díaz. Empezamos con un carpaccio de varias carnes de mariscos y un pulpo con perejil frito. Gerardo recomendó la crema de queso que yo no había probado. A don Mario le pareció que la suya llegó fría. Mi primera impresión fue que estaba ligeramente aguada. Sin embargo fui advirtiendo, no tan lentamente, que estaba hecha con un talento superior. Fue una experiencia riquísima haber degustado del fuerte sabor del queso que no es otro que el del quinto sabor, el umami. Seleccioné un boquinete relleno de chaya cubierto de cierta salsa de pipián. Mi selección resulto un manjar a toda prueba. Con una personalidad definida pero con una finura en la elaboración. Guitto hubiera dicho que se trataba de una obra del Renacimiento del clasicismo greco-latino. Era si, algo muy bien hecho. Al degustar con plato con la clama que reclama el placer uno tiene tiempo para pensar que Muelle 8 es el mejor restaurante de Mérida porque no solo tiene un menú de excepción sino que ofrece una fiesta. El menú es una exigencia de un buen restaurante , la otra alternativa es el poder encontrarse con mucha gente, esta también la satisface Muelle 8. Trotters es un restaurante de hermosa escenografía y con gran convocatoria, pero su menú no es digno de memoria. En Muelle 8 pude uno encontrarse a mucha gente y su menú es de excepción. Cerré la tarde con un helado de coco del que solo esperé una cosa: librarme del regusto. Gerardo y don Mario se decidieron por el flan. Gerardo comentó que no le llegaba al de Teya, observación incontrovertible: el flan de Teya es un misterio.