Muelle de Progreso. Progreso: una obsesión de más de 130 años

El Muelle de Progreso

Alejado de los centros de consumo, separado Campeche, que fuera durante la colonia la puerta al mundo, Yucatán se centró en Sisal para dar a efecto a la vida económica del estado. Sisal era el puerto oficial de Yucatán, ahí se encontraba la aduana a través de la cual se registraban los productos que entraban y salían del estado. Sin embargo a Sisal se le empezaron a ver dificultades por lo cual, a mediados del siglo XIX, tres hombres de empresa de Yucatán recorrieron toda la costa en busca de un emplazamiento afortunado para situar en él un nuevo puerto.

Don Juan Miguel Castro, Don Simón Peón Cano y Don Pedro Cámara y Vergara, tras una larga inspección, ubicaron un punto entre las vigías de Chuburná y Chicxulub, en las inmediaciones de dos lugares conocidos corno «Xculucya» y «Yaxactún» . Los argumentos contra Sisal fueron escritos en los siguientes términos: «Sisal cuenta de su erección más de doce lustros y en estos largos años no ha podido alcanzar a ser más de lo que hasta hoy es: una población corta y reducida … . Su situación y condiciones desventajosas son la rémora absoluta para obtener positivos adelantos. Sisal es un punto topográfico relativamente aislado. Al este no se encuentra población alguna hasta más de siete leguas en que se haya el rancho Thul. Al oeste, a doce leguas, Celestún y al sur, hacia la parte de tierra, atravesando la gran ciénega, a seis leguas, Hunucmá. En las primeras tres leguas de Hunucmá a Sisal únicamente se encuentran, que sepamos, seis haciendas: «Concepción», «Navanché’·, «San Miguel», «San Joaquín», «San Román» y «Chen Copó», a excepción de San Joaquín, que solo es una hacienda regular, las demás son casi insignificantes con solo 3, 4 o 5 sirvientes y un corto número de ganado vacuno…  El mismo documento apunta a la ciénega como la causante de los problemas de Sisal y dice: Esta ciénega profunda es corno un anillo de hierro que lo oprime …

Plano de Sisal, Yucatán, México

Plano de Sisal

 

Por otro lado acerca del sitio determinado al que se le empezó a llamar El Progreso se dijo:

«¿Qué es Progreso? Es un lugar interesante, favorecido por la naturaleza, que tan luego que ha sido conocido ha comprendido todo el país su grande importancia y ha fijado en él sus miras de un porvenir».

En efecto, entre Progreso y Sisal había un ahorro de distancia, el primero distaba de Mérida 63 750 varas y el segundo 42 460. Pero esta solo condición pareció no bastar y se le encargó a dos marinos expertos un estudio sobre las condiciones del «fondeadero» del lugar. Buenaventura Vivó y Francisco Alzina fueron los encargados del trabajo que concluyó encontrando las condiciones favorables, aunque desde ese entonces se intuía que el calado, que era menor que el de Sisal, podía significar algún problema a largo plazo, como realmente lo ha significado a lo largo de gran parte del siglo XX.

Ya desde el 25 de Febrero de 1856 se había expedido la autorización para la erección de un nuevo poblado en el sitio denominado El Progreso. El fundo legal habría de ser de una legua cuadrada y se dispuso que de cada manzana se hicieran cuatro lotes y se vendieran en pública almoneda.

Gracias al infatigable Don Juan Miguel Castro el presidente de México Don Benito Juárez, por decreto del 6 de Octubre de 1870 , dispuso que a partir del 1 de Julio de 1871 quedara abierto al comercio de altura y cabotaje el puerto de Progreso y se trasladara a él la Aduana Marítima de Sisal, objetivo largamente perseguido y que con su logro transformaba la situación del poblado .

A menudo se comete una equivocación, explicable pero sin dejar de ser errónea: se toma como fecha de la fundación de Progreso el 1 de Julio de 1871, cuando que esta fecha corresponde al permiso para abrir el puerto al tráfico de cabotaje y altura y, consecuentemente, para hacer el cambio de la aduana marítima de Sisal, siendo que el decreto para fundar la población es el del 25 de Febrero de 1856 .

Días después del decreto de 1870 el Ministerio de Fomento, Colonización, Industria y Comercio autorizó la construcción del primer muelle de Progreso, de acuerdo con el proyecto y plano presentado por el Ing. Olegario G. Cantón. Finalmente, el 1 de Julio de 1871 se inauguró el edificio de la aduana y el muelle de madera, antecedentes, los más antiguos, de la actual terminal remota, obra portentosa que, posiblemente, por los kilómetros que la separan de la playa, sea única el mundo .

Ya se sabe, pero no por eso habrá que dejar de decirlo: Don Juan Miguel Castro, animador del proyecto, no escatimó esfuerzos para la obtención de su propósito, llegando a desembolsar de su peculio 12 088.50 pesos para terminar las obras del muelle y la aduana. Juan Miguel Castro fue un Patricio que bien merece el honor de que el puerto que soñó y construyó sea llamado Progreso de Castro. El 10 de Octubre de 1872 se instaló en Progreso la primera Junta Municipal. El 9 de Enero de 1875 quedó convertida en villa y el 4 de Octubre de ese mismo año se le concedió el rango de ciudad, siendo la cabecera de Cozumel, Isla de Mujeres, Holbox y Puntachén .

Los primeros pasajeros que llegaron a Progreso procedentes de Veracruz el 26 de Julio de 1871 fueron: Francisco Álvarez, Bernardo Escalante y Rafael Peón, que arribaron en el vapor «City of Mérida». El 7 de Agosto de ese mismo año salieron para Veracruz los siguientes pasajeros: José Méndez, J. Díaz, Miguel Espadas Guerra, Manuel Romero Ancona, Nicanor Contreras Elizalde. P. A. Acosta. Lorenzo Ancona y Bartolomé Peraza.

A los pocos años de su fundación Progreso parecía colmar los afanes que lo erigieron, facilitaba la llegada de las mercancías de la ciudad de Mérida que eran exportadas por el puerto , así como las que llegaban de los «surgideros » del nordeste por donde se envían los productos que se elaboraban en Espita, Valladolid y Tizimín. Poco podían imaginarse los pioneros de aquel entonces que a la mitad del siguiente siglo el puerto dejaría de satisfacer las expectativas, esto aunque desde ese entonces existían los problemas del calado lo que planteaba que los barcos grandes tuvieran que fondear lejos del muelle para lo cual se requerían maniobras de alijo de las mercancías y los pasajeros. Quizás tampoco podían intuir que los esfuerzos por hacer de Progreso un puerto con presencia en el mapa marítimo mundial duraría, al menos, ciento treinta años más.

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