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Carlos Loret de Mola Mediz

El 14 de septiembre de 1969 el licenciado Víctor Manuel Correa Rachó, alcalde panista de Mérida, fue electo por su partido como candidato a la gubernatura del Estado. Este hecho, dado el México de aquellos años, le empezó a dar resonancia internacional al caso. El PRI designó al entonces senador y periodista Carlos Loret de Mola Mediz. Don Carlos fue miembro del comité directivo del PAN en 1945 y participó activamente en varias campañas del que fuera su partido. Era un hombre con fuertes vínculos en el estado, sin embargo, qué duda cabe, su propaganda era eficiente: el presidente lo había elegido y el presidente no perdía. Y el presidente y su candidato no perdieron oficialmente. Los datos fueron : Correa Rachó 55 921 votos , Loret de Mola 203 162. Tristemente ni algunos priistas creyeron en estas cifras. Sin embargo, Loret logró legitimarse en los hechos. Para disputar a los panistas la alcaldía de Mérida el PRI eligió a un joven e incansable político: Víctor Cervera Pacheco. Loret de Mola se sintió incómodo con la designación de su partido, su candidato era don Rubén Encalada. Cervera Pacheco logró su encomienda y recobró para su partido la alcaldía de Mérida. Sin embargo marca una diferencia pública con el gobernador. Loret de Mola había dispuesto que se presentara en la Plaza Principal un equipo de pavimentación como un logro de la nueva administración, Cervera Pacheco se desentiende e inicia una administración independiente. Los problemas para el gobierno del estado no venían del PAN sino del propio PRI. Cervera Pacheco parecía la otra historia: por el voto popular desalojó a los panistas de la alcaldía. Loret de Mola, sin el voto popular pareció desalojar a los panistas de su derecho a la gubernatura. Poco se recuerda al Cervera Pacheco alcalde, pero fue él quien inició una gran campaña de pavimentación de la ciudad con la cooperación de los vecinos, tal era su popularidad y su audacia para emprender grandes obras. El enfrentamiento de Loret con Cervera fue uno de los más graves que se vieron en el siglo XX en Yucatán. Cervera Pacheco pide licencia y contiende, con el consecuente éxito, para diputado federal por el Primer Distrito con cabecera en Mérida. Deja al frente del Ayuntamiento a Wilbert Chí Góngora, de quien decía el gobernador que era hijo de Carmen Chí personaje cercano a Carlos Sansores Pérez. A este Cabildo Loret de Mola le llamaba “Cabildo Sansorista ”. Wilbert Chí Góngora solía reclamarle públicamente al gobernador unas participaciones que presuntamente el gobierno del estado no le había cubierto al Ayuntamiento. El gobernador aprovecha las circunstancias y una mañana, muy temprano, tras haberle revocado el mandato el Congreso del Estado, toma el Palacio Municipal. Cervera llega por la noche de la Ciudad de México, hace un mitin el los bajos del Palacio Municipal, y ahí, en una expresión desafortunada, dice: “Ese no fue elegido, yo sí”. Cervera se difamaba a sí mismo: él le había tomado la protesta como gobernador constitucional a Loret de Mola. La ciudad se sacudió: el Congreso fue asaltado por una turba y, destruido su inmobiliario y saqueados sus valiosos archivos, otras huestes embravecidas atacaron casa del jefe de la policía, capitán Leopoldo Castro Gamboa, por lo cual el legendario personaje decide renunciar irrevocablemente a su puesto.

EN DEFENSA DE LA CONVIVENCIA PACIFICA

A este estado de tensión permanente se sumó una tragedia: el crimen cometido en la persona de Efraín Calderón Lara, asesor sindical. Los disturbios estudiantiles que azotaron a gran parte del mundo en 1968 no llegaron a Yucatán sino hasta los setentas y con pretensiones diferentes . El asesinato de Efraín Calderón Lara a manos de dirigentes de los cuerpos policíacos del estado incitó a los jóvenes estudiantes a la protesta. Se vivieron días de una anarquía tremenda: los camiones estaban cubiertos de pintas ofensivas contra los gobernantes y otras personas. Los comercios eran asaltados y saqueados. El augusto colegio jesuita, sede de las oficinas de la Universidad, fue tomado por los jóvenes. El gobernador Loret de Mola sostenía, y sostuvo, que el movimiento estudiantil era financiado por el ex gobernador de Campeche Carlos Sansores Pérez. Lo cierto fue que en otro pasaje desafortunado la policía estatal dispara contra el venerado edificio de la Universidad de Yucatán. La situación se fue tornando insostenible: imperaba la anarquía y se violentaba el estado de derecho. Es legendaria la sesión en que el gobernador Loret de Mola se presenta en una asamblea de la Cámara de Comercio, siendo recibido con hostilidad abierta. En su momento el gobernador dijo: “El gobierno es responsable de lo que está sucediendo, entonces el gobierno paga”. Los aplausos no se escatimaron. En la puerta de la Cámara, Loret le dijo a los líderes empresariales: “Se les pagará pero de acuerdo a lo que declararon en el impuesto de Ingresos Mercantiles”, el trance es de gracia y talento. A pesar de los difíciles momentos que vivía el gobierno Loret de Mola tuvo un acierto: comprendió el carácter lúdico de las protestas juveniles. Más allá de lo que hubiera detrás de ellas vio con claridad que los jóvenes cambian de manera asombrosa, de ahí que no intentara mayores medidas. En una ocasión se asomó al balcón de Palacio de Gobierno y atisbó a las turbas juveniles, se viró y le dijo a don Leopoldo Castro Gambia, empresario taurino: “¿Polo, hay toros de reserva en los toriles.? Vamos a soltarlos y a hacer una pamplonada en Mérida”.

Presidía la Coparmex Mérida el ingeniero Alberto Casares Ponce. Víctor Arjona Barbosa, gerente de la Coparmex Mérida, visita a don Alberto en su casa de El Campanario en la avenida Pérez Ponce y entre los dos acuerdan intervenir en defensa de la legalidad y el orden jurídico. Empero el ingeniero Casares Ponce sugirió que para fortalecer la estrategia convocaran a uno de los consejeros de la institución, Raúl E. Casares G. Cantón. Caminando salieron el licenciado Arjona Barbosa y el ingeniero Casares Ponce a casa del señor Casares G. Cantón, que se encontraba a unas cuadras de El Campanario. Raúl Casares acepta participar y se convoca a una reunión de las diversas cámaras y colegios profesionales. Se acuerda hacer una publicación en defensa del orden jurídico y la convivencia pacífica. Para los que piensan que la Coparmex Mérida es un instrumento de oposición está este histórico pasaje. Cierto, no se firmó como institución sino que se acordó firmar de manera personal. El mismo Loret de Mola reconoce en sus “Confesiones de un Gobernador” el impacto tremendo que tuvo el apoyo público de un grupo de empresarios y ciudadanos. La Coparmex Mérida había acaudillado un movimiento a favor de la convivencia pacífica y su liderazgo ya era de general reconocimiento.