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Iglesias de Mérida

 

 

La arquitectura religiosa de La Colonia parece que es un tanto monótona pero quizás sea juzgarla con ligereza. Finalmente La Colonia sí nos mantuvo fuera de la historia pero algunos cambios nos llegaron. El más importante sin lugar a dudas fue el del siglo XVIII. Lo primero que hay que distinguir es el campanario: en el caso de los Franciscanos habrá siempre la espadaña que no se verá si el templo es del clero secular. La Catedral es el templo del obispo y tiene campanarios, no espadaña. Por el contrario La Ermita de Santa Isabel tiene espadaña:

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Ermita de Santa Isabel

Este es un caso especial: tiene la espadaña y dos pequeños campanarios a los lados. La espadaña es un muro perforado para que los vanos se coloquen las campanas, es un signo de la austeridad franciscana. Sin embargo la espadaña se nota con toda claridad en la iglesia de Santiago:

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Iglesia de Santiago

El Jesús tiene campanarios como los tiene La Catedral:

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Grabado de la Iglesia del Jesús

Iglesia de la Mejorada

Iglesia de la Mejorada

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Otro elemento fundamental es la ventana del coro que se encuentra sobre la puerta principal.

Santa Lucía

Santa Lucía

Iglesia de la Candelaria

Iglesia de la Candelaria

Iglesia de Itzimná

Iglesia de Itzimná

 

Hay casos que resultan especiales:

SAN CRISTÓBAL

Esta iglesia tiene una “venusa”, es decir una concha de Venus o, según la mitología griega, nació Afrodita que luego fue Venus. Este elemento es propio de la cultura grecolatina pero no significa nada en nuestro mestizaje. Ciertamente en el siglo XVIII esa concha cobró un valor en la arquitectura y quizás por eso apareció en San Cristóbal que ese siglo.

Iglesia de San Cristóbal

Iglesia de San Cristóbal

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IGLESIA DE SAN SEBASTIÁN

La iglesia de San Sebastián presenta algo muy extraño: una espadaña de dos cuerpos y un torreón que perturba la proporción del frontis. Pareciera una modificación inacabada:

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IGLESIA DE SANTA ANNA

El templo de Santa Anna es un caso excepcional y cautivador: tiene dos campanarios en forma de conos invertidos, elementos exóticos en la arquitectura colonial de Mérida y explicables en términos del siglo en que se construyó: el XVIII, el de “las luces” y “La Ilustración”. Otra peculiaridad es que tiene dos ventanas para el coro.

Santa Ana en la actualidad

Santa Ana

 

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IGLESIAS DE LOS SIGLOS XIX Y XX

El estilo arquitectónico neoclásico se dejó sentir en la multisecular arquitectura religiosa de Mérida. La primera y más interesante manifestación se dio en Lourdes, en el oriente de la ciudad.

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Iglesia de Lourdes

El almohadillado, los elementos decorativos sobre las ventanas, los “ojos de buey”, los campanarios en forma rectangular, los floreros en los remates, etc; son claras muestras de la época Neoclásica.

IGLESIA DEL CARMEN EN CHUMINÓPOLIS

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Esta hermosa capilla es una manifestación del Neogótico que se dio en el siglo XIX y principios del XX. Ciertamente puede notarse que este estilo de origen medieval está cruzado con algo del Neoclásico.

IGLESIA DE LAS JOSEFINAS EN CHUMINÓPOLIS

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En esta iglesia si notamos con mayor pureza el estilo Neogótico que también va aparecer en las capillas de algunas haciendas.

SAN JOSÉ DE LA MONTAÑA

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Esta iglesia es una manifestación del estilo Neoclásico sin mayores rebuscamientos. Ciertamente el estilo se ve muy definido.

IGLESIA DE SAN RAFAEL EN CHUMINÓPOLIS

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En esta iglesia se pueden notar elementos del estilo Neocolonial Mexicano que apareció en la ciudad de Mérida en las primeras décadas del siglo XX. El campanario único y el remate del centro, así como la ventana del coro demuestran lo que se quiere expresar.

Después de esta iglesia la arquitectura religiosa en la ciudad de Mérida cayó en vacío. Ni los grandes templos mostraron ni la época en que se construyeron ni el funcionalismo propio de la liturgia moderna. Ni espadaña, ni “camino de ronda”, ni ventanas de coro, ni campanarios, ni naves con sentido funcionalista de la liturgia moderna. Por el contrario se nota un deseo de insipidez que quizás vaya de acuerdo con la propuesta de Lutero en los tiempos de La Reforma: el templo no debe ser proclamado como tal o, al menos, no en forma especial. Nuestra tradición es otra y nuestras liturgias también, de ahí que sea imprescindible recobrar nuestra arquitectura religiosa, símbolo de nuestras ciudades.