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No es fácil encontrar en la historia reciente de Mérida un Ayuntamiento que obtenga los resultados que está obteniendo la actual administración. La llamada “historia reciente” nos impide un juicio sereno. Se pude decir de otra manera: con valor y con apoyo de la ciudadanía la actual administración ha enfrentado desafíos como pocas veces se ha visto. Encaró el tema de las luminarias y pudo, con el asombro nacional, sustituir en unos meses decenas de miles de luminarias en la ciudad de Mérida. No serían muchas ciudades de México las que pudieran hacer algo semejante. Asombra hasta los extranjeros el que la administración de la ciudad haya podido realizar una empresa de ese tamaño. A un tiempo las finanzas municipales se libraron de un servicio gravoso. No sin grandes esfuerzos se han ido eliminando los baches en la ciudad. Mérida vivió dos décadas sin baches y ahora, lentamente, ha vuelto a recuperar ese perdido prestigio.

El cambio de sede del carnaval fue una medida arriesgada que parecía atentar contra la naturaleza misma de las fiestas. El resultado no ha sido menos asombroso: más gente acudió a Xmatkuil de la que abarrotaba el Paseo de Montejo. En definitiva se revitalizó una festividad que iba perdiendo su antiguo esplendor.
Otro éxito que ha entrado a la historia de la ciudad es la llamada Noche Blanca, una fiesta cultural que ha llegado a convocar a 40 mil meridanos en una noche. No es difícil intuir el futuro de esta novedad en nuestra ciudad: irá creciendo con el sabor a cultura con el que vive Mérida.

Nuevamente nos encontramos ante lo especial: no muchas ciudades de México pueden hacer algo semejante. La paz y la concordia con que se vive en Mérida ha permitido vivir algo semejante a lo que viven algunas capitales europeas. Quizás podamos prescindir de otros pequeños logros- la calle 60, la recuperación de parques y espacios públicos, etc. Pero hay una trascendencia más y no menos apreciable: la actual administración recibió un reconocimiento por la transparencia en el manejo de sus finanzas. Nuevamente Mérida vuelve a ser un referente. Todo lo logrado ha sido con un manejo fiel y prudente de los recursos públicos. Esto debe decirse para que se intente gestar una tradición que contradiga a nuestra triste historia: la administración patrimonialista de los asuntos públicos. En Mérida está prevaleciendo el oficio de servir con honradez y lealtad.