TOMADO DEL DIARIO DE YUCATÁN
JoaquinMena Hace algunas décadas traté asiduamente al Padre Huacho Vázquez. Admiré su alegría, su inteligencia, su valor y sus homilías. En aquellos años era rector del seminario y pasado algún tiempo le empecé a llamar “Su Eminencia”. El me respondía: “Esa es dignidad de Cardenal”. “Es que eso es usted, pero in pectore”, le reviraba. Sobre su valor solía decir: “soy hijo de una generación contestataria”. Nada más cierto. Joaquín Vázquez entró al seminario desde niño, pero sus años decisivos de formación fueron los posconciliares. El Concilio Vaticano II, que hoy nos puede parecer hasta ingenuo, sacudió al clero y a los laicos. Fue un terremoto. Podemos decir que Joaquín Vázquez es hijo de la generación del 68, año en que los jóvenes de gran parte del orbe sacudieron a sus sociedades. Sin embargo he encontrado siempre en al Padre Huacho algo de inocencia. Fuimos a entrevistarnos con don Emilio Carlos Berlié a la Ciudad de México cuando lo proclamaron Arzobispo de Yucatán. Del grupo de yucatecos que estuvimos en la Nunciatura ese día solo vivimos Joaquín y yo (se han ido Javier Acevedo, Gustavo Ricalde, don Manuel Castro y el Padre Francisco Montañez). Al salir de la reunión le dije al Padre Huacho: “¿Vio las cámaras que nos estaban filmando?”, mentira absoluta . “¿De verdad?”. “Ajá ¿Y cómo?”, le dije. “Qué bueno que estuve callado todo el tiempo”, me dijo muy serio. Pero advertí algo: Don Joaquín era discípulo del Padre Carlos Heredia, hombre ortodoxo pero severamente humano. La serie se extiende: el Padre Heredia tenía como modelo al Padre José María Casares Ponce a quien yo le oí decir: “El que obedece al superior obedece a Dios”. Vi al Padre Huacho hace unos días, le reproché que no me haya invitado a los festejos de su aniversario. “No invité a nadie”, me dijo. Me seguí por la libre: “De todas maneras Padre le felicito por la fidelidad que Cristo ha tenido para con usted y no por la que usted le ha tenido a Él”. “Alguien te pasó el chisme porque esa es la síntesis de mi homilía”. Nos abrazamos con el afecto de tantos años. “Lo que no entiendo es cómo a un rebelde como usted lo pone Dios como autoridad”. Don Joaquín se carcajeó e hizo un gesto típico que viene de los tiempos del Padre Casares. Posiblemente todos los pastores de la Iglesia de Yucatán tengan un conjunto de signos muy especiales, tanto que hay varios que han llegado al episcopado. Alguien debería investigar sobre esto.