Bajo de estatura. Nervioso, camina en fugaces círculos con  la mirada puesta alternativamente en la pared o en el techo. Sus respuestas parecen disparos insólitos. “El padrón electoral en Mérida ha aumentado aproximadamente con cien mil electores más. La mayoría de ellos son jóvenes que no conocieron al PRI”, dice con sensatez al evaluar los riesgos de la próxima elección a la Alcaldía de Mérida. Cierto, algunos teóricos traducidos a varios idiomas sostienen que las elecciones se ganan o se pierden en función de “corrientes históricas”,  que se gestan por la memoria de arepa de los pueblos (este giro es del patio). Pero a pesar de su estado de excitación don César Bojórquez explora el equilibrio: “No lo ha hecho mal el PAN. La ciudad está a la vista. Es una de las ciudades más atractivas de todo México, inclusive es seductora para jubilados norteamericanos”. No es ajeno a Mérida y sus demandas: durante más de siete años trabajó en Servicios Municipales, así es como alcanza uno de los temas que parece ser de su predilección, el renacimiento urbano que se dio con la llegada de su partido a la Alcaldía. Sin negar algunos momentos estelares de la era priista- la Colonia Alemán, por ejemplo- se extiende en la transformación que ha vivido la ciudad bajo los colores de su partido. Parques, avenidas, centros comunitarios, el Centro Histórico: con números y sus consecuentes análisis los enunciados son presentados por el aspirante a alcalde. Al hablar de algunas colonias trazadas por el PRI dice : “Tuvo  más visión don Balo (sic) que regalaba bicicletas para las pequeñas calles de algunas colonias en  las que se dificulta que transiten los autos”. Hablamos de la Fidel Velázuez, la Nora Quintana (señora que fuera esposa del legendario líder sindical), dela Manzana 115, de Cordemex, de la colonia Campestre  y de Francisco de Montejo y una de su vía de desahogo, la Avenida Marcelino Champagnat construida en los tiempos en que fue alcalde el actual gobernador. Hablamos sobre los retos vibrantes de la ciudad: transporte, velocidad de respuesta en los trámites del uso del suelo, la recolección de basura, las vialidades, el desarrollo urbano, las diferencias entre el norte y el sur de Mérida, entre otros. Sobre la seguridad en la ciudad profiere una frase veloz , contundente y un tanto sorpresiva: “Javier Medina Torre lo hace muy bien”.Ese día el Diario había publicado unas declaraciones que aludían  al crecimiento anárquico de la ciudad de Mérida y los riesgos que atisban para el futuro. Me detuve en un recuento sobre la conducta de los “zapatistas”  meridanos, esos que han hecho realidad la frase del “Atila del Sur”: “Tierra y Libertad”. Se agencian la tierra y hacen con ella lo que le da la santísima y regalada gana sin que exista forma posible de controlarlos por el xokbichuy  que son las leyes de la materia. A este respecto ya ha hecho una profesional y valiente denuncia el Ing. Emilio Sansores Font, episodio que exhibe el descontento de algunos promotores profesionales ante al anarquía que parece imperar. Y así se produce una declaración “en mi administración va haber (aquí debe ir una palabra que en plural que equivale a lo que ponen las gallinas pero que no se recomienda usar en el contexto de referencia)”. “¿Qué pasó, qué palabras son esas,  afirmación no pedida carencia puede manifestar?”, le digo en broma. Pero la pasión no se detiene y el movimiento tampoco. Curioso caso, en una y otro prevalece la mesura y la objetividad. Y, desde luego, cual el trance reclama, el optimismo más depurado que no titubea ni en la entonación