Canton

Es edificio que a simple vista pudiera uno suponer que se encuentra en Paseo Montejo, con sorpresa se alcanza creer que fue levantado los época de la Colonia.

Esta mansión fue ocupada por un gobernador y capitán general de la provincia. A lo largo de su historia ha tendido señaladas características que la hacen sobresalir, quizás la más notable es el haber sido la primera casa de dos pisos en la ciudad de Mérida.

Protagonista de la historia la mansión se torna una exponente de la arquitectura afrancesada del Porfiriato como lo había sido de la sobria era colonial. Si la arquitectura es el testigo insobornable de la historia esta centenaria mansión ha permanecido y ha cumplido ese destino: mostrar la época en que se vive. La casona fue sede del legendario club social La Unión que agrupara en otra época a la corriente liberal de la ciudad, en tanto El Liceo agrupaba a La Lonja. En los tiempos en que la mansión fuera sede de La Unión fue nombrada Patrimonio de la Nación. Ahora, el nieto de don Felipe, Raúl E. Casares G. Cantón, abre un nuevo capítulo. Tras cuatro años de esfuerzos y de cuidad todos los detalles el señor Casares logra reponerle a la legendaria casona un antiguo esplendor, combinándolo con el confort contemporáneo. Asomarse a este espacio singular de la ciudad de Mérida y es contemplar parte de su historia.

Originalmente parte de una ciudad amurallada, esta residencia fue primero el hogar de un gobernador asignado por el Rey de España, y más tarde, de un número de nobles del Nuevo Mundo. Aunque la crónica de la mansión en el parque abarca más de tres siglos, la historia real del hotel comienza a finales del siglo XIX cuando Felipe G. Cantón renueva la propiedad para su creciente familia. Desde los altos techos hasta las “alfombras” de patrones de azulejos tan típicos de la época, Don Felipe vistió su casa de un estilo neoclásico digno de funcionarios y viajeros distinguidos. Así comenzó una nueva era de la hospitalidad de este rincón del parque. Muchos capítulos se han añadido a la historia desde que los hijos de Don Felipe partieron de casa y adaptaron el espacio para el comercio. Al ser el centro de ocio y lugar de encuentro para el club social La Unión, la mansión fue nombrada Patrimonio de la Nación. Algunos de los más viejos de Mérida aún recuerdan la música y los glamorosos bailes de la alta sociedad que cada año tenían lugar en el Carnaval. Hoy, después de un millón de detalles y más de cuatro años de arduo trabajo, Raúl E. Casares G. Cantón, el actual dueño y nieto de Don Felipe, da la bienvenida a los huéspedes a la casa de su familia. Meticulosamente restaurada, actualmente Mansión Mérida es una vez más la atención de muchos.

Por: Arq. Vanessa Berenice Sulú Rojas

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