Este es el título de un libro de mi autoría que presentó a Sara Poot Herrera en la última edición de la Filey.

La literatura no tiene nacionalidad, puede tener géneros y estilos. Con frecuencia los temas se repiten, lo que varía es la forma de decirlo y el genio del autor.

En este libro he escogido algunos textos que muestran la inmensa utilidad de la literatura en la historia de la humanidad. Ya se sabe : es la vida la que imita al arte . Es ese el Camino de Ronda.

En primer lugar hay que destacar el invento del amor, una de las grandes transformaciones de occidente. Este concepto que revolucionó a la humanidad fue obra de unos poetas del siglo XII. El invento del amor es la primer gran tentativa de liberación de la mujeres: el amor solo puede existir en sociedades de mujeres capaces de elegir. También mostramos la “Muerte de un Viajante”, obra de Arthur Miller que desventuradamente calificó, sin proponérselo, a los vendedores como seres que habiendo fracasado en otros campos han tenido que refugiarse a la patria de los perdedores. La voz vendedor ha tenido que cambiar por otras fórmulas que eviten el sino que Arthur Miller le dio desde finales de los cuarenta. SE haba de Administrador de Unidades de Negoci, Ejecutivo de Cuenta, Promotor , etc. Repasamos a Poe y la criminalstica en Los Asesinatos de la Calle Mourge. Pero nos detenemos en la literatura fantástica y capacidad de inspirar la idea del inconsciente que constituyó la base de una de las grandes revoluciones del siglo XX: la de Freud, el inconsciente y el sicoanalisis. En el texto sobre Jorge Luis Borges asumimos que el Aleph era una apología de la lectura. Ahora los críticos lo ven como un profecía de la red que contiene todo y todos los tiempos. Estamos asistiendo a una desmitificación del lenguaje: algunas palabras han perdido su malignidad y han tomado carta de decencia. Negar que Paz y su capítulo de La Chingada en su libro El Laberinto de la Soledad, que Sabines con su poema Canonicemos a las Putas y que García Márzquez con Memoria de mis Putas Tristes han contribuido este cambio es una inconsecuencia. El mundo es imaginación con vida, por eso las obras de imaginación tienen el poder. Ahí donde hay artistas podrá haber una sociedad vigorosa.